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Si se desarrolla adecuadamente, el objeto bueno y amado va instalándose en su interior como núcleo estable del yo. Sin embargo, el dolor depresivo puede ser insoportable, y a menudo es contratacado por defensas maníacas y obsesivas y por una retirada hacia la disociación y la paranoia de la posición esquizoparanoide. La posición depresiva no es un logro definitivo, sino que tiene que trabajarse con insistencia durante toda la vida, pero en condiciones favorables la trayectoria vital avanza hacia una relación más profunda y tridimensional con el sí-mismo y con los demás, y hacia una mayor capacidad de reintegración después del colapso esquizoparanoide. Klein describe el proceso del aumento de la percepción de la realidad de la siguiente manera: “Parece que en esta fase del desarrollo la unificación de los objetos externos e internos, amados y odiados, reales o imaginarios, se lleva a cabo en tal forma que cada paso hacia la unificación conduce otra vez a una renovada disociación de las imagos. Pero como la adaptación al mundo externo aumenta, esta disociación se realiza en planos cada vez más cercanos a la realidad. Esto continúa hasta que se afirma bien el amor hacia los objetos reales internalizados y la confianza en ellos.” (Klein, 1935: p. 288). En general, a partir de las teorías de Freud, Klein (1927, 1932, 1937, 1952a, 1952b) propuso que el mundo interno está construido por múltiples internalizaciones, u objetos internos, que se forman mediante procesos que comienzan en los primeros días de vida. Desde la perspectiva kleiniana, el objeto interno: 1. Es una fantasía; 2. Es una parte del cuerpo, por ejemplo “el pecho” o “el pene”; 3. Se ve inundado por experiencias internas de placer y dolor; 4. Se experimenta como una presencia viva; 5. Está dividido de forma defensiva en dos extremos, lo “todo bueno” y lo “todo malo”, para protegerse contra la agresión. Si el desarrollo avanza de forma adecuada, estos objetos parciales pasan a formar parte de objetos totales. 6. Aunque los objetos internos pueden ser buenos, el trabajo de Klein se centró (aunque no exclusivamente) en los objetos internos “malos”; 7. Todas las representaciones del objeto y el sí-mismo se construyen a través de procesos de proyección e introyección; por lo tanto, estas representaciones del objeto y el sí-mismo no pueden separarse por completo; 8. El objeto interno es distinto del objeto externo: el objeto externo se define como una representación del objeto que no se ha experimentado dentro del cuerpo. El desarrollo psicológico proviene de la posición esquizoparanoide, dominada por los procesos defensivos de escisión e identificación proyectiva y caracterizada por los objetos parciales (y partes del sí-mismo), y avanza hacia la posición depresiva de tolerancia a la ambivalencia a través de la integración de varios objetos parciales en objetos totales. La psicopatología refleja la fijación o reactivación de la posición esquizoparanoide o depresiva.
Según Klein (1929, 1946), todos los procesos de internalización (relacionados con los objetos internos) están relacionados con el control de la ansiedad frente al desborde de los objetos buenos del sí-mismo a causa de la agresión. Aunque Klein, por varios
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