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III. Bbd. John Bowlby: el apego como una pulsión primaria John Bowlby (1958), en su teoría del apego, destacó la importancia de los sentimientos de seguridad y argumentó que el bebé no busca explícitamente la descarga pulsional, sino una figura de apego que le proporcione sentimientos de seguridad. La principal crítica de Fairbairn y Bowlby al concepto freudiano de pulsión se convirtió, en parte, en una cuestión más amplia sobre la motivación . Para Freud, el sujeto humano se pone en movimiento por sus pulsiones: las pulsiones son las “cosas” y “fuerzas” que lo hacen “funcionar”. Fairbairn y Bowlby sostuvieron que el comportamiento de niños (y adultos) a menudo no se explica bien como una búsqueda de descarga de tensión pulsional o sexual, sino como parte de una búsqueda más amplia de una relación que proporcione seguridad. En su análisis detallado del desarrollo temprano, especialmente sobre los efectos de la separación traumática de la madre o la inaccesibilidad emocional materna, Bowlby (1969) consideró el apego a la madre como una pulsión primaria. A diferencia de Fairbairn, quien postuló la formación de estructuras internas específicas basadas en la búsqueda objetal de la pulsión, Bowlby enfatizó los patrones interpersonales y conductuales. Diamond y Blatt (2007) vieron su trabajo como una descripción de la expresión conductual de las relaciones objetales internalizadas dentro de la díada madre-infante. Entendida dentro de amplios contextos evolutivos y adaptativos, y dentro de un pensamiento freudiano contemporáneo más general, al considerar que la provisión de seguridad por parte del cuidador mejora las posibilidades de supervivencia del infante (Bowlby, 1958), la teoría del apego podría ser compatible con el antiguo concepto psicoanalítico de los instintos yoicos (Blum, 2004b; Papiasvili y Mayers, 2015). Se han desarrollado síntesis creativas entre Bowlby y Freud en teorías posteriores como las de Didier Anzieu (Anzieu, 1979; Anzieu-Premmereur, 2015). III. Bbe. Donald W. Winnicott Las aportaciones de Donald Winnicott provocaron algunos de los cambios más importantes en la forma en que se percibía la teoría pulsional después de Klein y sus seguidores. Winnicott presentó su contribución al psicoanálisis como parte esencial de la tradición freudiana-kleiniana, aunque al mismo tiempo propuso una teoría radicalmente nueva de las relaciones objetales (Green, 1999; Abram, 2013; Rycroft, 1995; Fulgencio, 2007). El contraste con la visión de Freud resulta iluminador. Puede decirse que Freud parte de una “psicología de una persona”, es decir, trata de comprender la condición compleja del sujeto humano “desde dentro”; desde el punto de vista de un bebé indefenso, pero que ya es en sí mismo un individuo de pleno derecho. El infante tiene una gran necesidad de cuidados. Las pulsiones, para Freud, eran salvavidas: conectan al niño (como sujeto) con los padres (el objeto), por un lado, y con su cuerpo, por otro. El punto de partida lógico para Freud es, por tanto, este niño
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