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motivos, se sentía más cómoda con la observación y el estudio de la agresión (punto 6 más arriba), gracias a lo cual pudo ampliar la opinión de Abraham que había pasado desapercibida hasta entonces, en su punto de vista teórico también abordó las inclinaciones libidinales innatas y se centró en los factores que contribuyen a inhibir y preservar la introyección del objeto bueno interno y aspectos del sí-mismo. Sus preocupaciones teóricas se centraron en los conflictos edípicos tempranos y no resueltos , dominados por el mecanismo de la escisión: “[…] uno de los inesperados fenómenos con que me encontré, fue un superyó muy temprano y cruel. Hallé asimismo que los niños pequeños introyectan a sus padres… de una manera fantástica, y llegué a tal conclusión mediante la observación del carácter terrorífico de algunos de sus objetos internalizados… Estos objetos… bajo el peso de la ansiedad aguda, … son disociados de un modo diferente de aquel por el cual se forma el superyó y son relegados a estratos más profundos del inconsciente.” (Klein, 1958: p. 241). Klein subrayó la necesidad de la escisión temprana para superar las ansiedades esquizoparanoides (persecutorias), aquellas relacionadas con la preservación del sí- mismo. Subrayó cómo estas ansiedades tempranas distorsionan la percepción del objeto, antes de que puedan integrarse en lo que ella llama ansiedades depresivas: aquellas que se agrupan en torno a la preocupación por el objeto. Este enfoque ofrece una visión más detallada de cómo el objeto se “conoce” en interacción constante a través del amor y el odio. El objetivo de esta comprensión facilita que el yo, debilitado por los impulsos destructivos, recupere la bondad y, por tanto, la fuerza y la esperanza del objeto. Mitrani (2007), aunque señala que el papel de las influencias ambientales tempranas no siempre es evidente en el trabajo de Klein, destaca su artículo “La importancia de la formación de símbolos en el desarrollo del yo”. En este artículo, Klein (1930) presentó los resultados del análisis de un niño autista de cuatro años a quien llamó Dick, e introdujo el concepto de “desarrollo prematuro del yo” (p. 227) para resumir su problema. Klein describió la precocidad de este niño como una “empatía prematura” (p. 227) y una “identificación prematura y exagerada” (p. 223) con respecto a la madre. Propuso que Dick sufrió debido a un inicio demasiado temprano de la posición depresiva. En otras palabras, en la transferencia, Klein observó y dedujo que la preocupación de Dick cuando era bebé estaba relacionada con la supervivencia de su madre . En el trabajo de Klein, hay incontables referencias a la proyección del bebé de los aspectos libidinales de sí-mismo sobre la madre para dar cuerpo a lo que a ella le falta, es decir, para repararla (posición depresiva prematura y no tan prematura), y también insiste en la necesidad de los objetos buenos del bebé que residen en el núcleo del yo. La interacción entre los objetos buenos y malos emerge de forma sucinta en su artículo “Sobre el sentimiento de soledad”. Klein dice que:
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