Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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identificaciones proyectivas del bebé y la función receptiva de la madre, tanto en sus aspectos creativos y vitalistas como destructivos. (Vea también la entrada CONTENCIÓN: CONTINENTE-CONTENIDO).

III. C. Fairbairn: Relaciones objetales y estructuras dinámicas Ronald Fairbairn (1952) remodeló el psicoanálisis a mediados del siglo XX para dar más protagonismo a la interacción humana. Significó un verdadero cambio de paradigma, puesto que se dio más privilegio a los eventos relacionales reales que a “una psicología del impulso” (1943: 59). En una serie de artículos escritos en la década de 1940 (véase 1952, Parte I), que comprenden sin duda la contribución más original al pensamiento de las relaciones objetales, Fairbairn proporcionó una alternativa sistemática y coherente a la teoría de la pulsión clásica. El desarrollo kleiniano fue crucial para Fairbairn, especialmente la idea de que el objeto está inscrito en la pulsión desde el principio. Según Fairbairn, es solo gracias al concepto de objetos internos de Klein que “se puede esperar que un estudio de las relaciones objetales produzca resultados significativos para la psicopatología” (1943: 60). Tomando como punto de partida la naturaleza intencional de la pulsión, Fairbairn avanzó dos proposiciones: (i) la libido busca primariamente al objeto (1941: 31 et passim ) y (ii) la energía es inseparable de la estructura (1944: 126). En conjunto, estas dos proposiciones sustentan “una psicología de relación concebida en una base de estructura dinámica” (1944: 128), una psicología que no solo reformula los principios científicos subyacentes de la teoría clásica de la libido, sino que también encauza el desarrollo kleiniano del psicoanálisis británico en una dirección completamente relacional. Fairbairn construyó así el primer modelo teórico coherente de las relaciones objetales a partir de tres ejes interrelacionados: (i) una teoría original del desarrollo emocional; (ii) una teoría alternativa de la estructuración psíquica; y (iii) una psicopatología revisada de las psicosis y las psiconeurosis. 1. Fairbairn concibe un proceso de desarrollo caracterizado por el modo y la calidad de la relación objetal. Basado en el funcionamiento relacional de la madurez, el esquema evolutivo comprende tres fases: (i) la fase de dependencia infantil (que equivale a la dependencia oral), caracterizada mayormente por una actitud de “tomar”, que se subdivide en una fase “oral temprana” pre-ambivalente (de incorporación, succión o rechazo) y una fase “oral tardía” ambivalente (de incorporación, succión o mordedura); (ii) una fase de transición que corresponde a las dos “fases anales” de Abraham (1924) y a la “fase genital (fálica) temprana” y (iii) la fase de dependencia madura, caracterizada por una actitud de “dar”, en que los objetos “aceptados” y “rechazados” son exteriorizados (1941: 39). 2. En su artículo de 1944 sobre la “estructura endopsíquica”, Fairbairn elabora una teoría de la estructuración basada en el esquema evolutivo. La relación del bebé con la madre real se caracteriza por ser “gratificante” o “no gratificante”. El criterio de

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