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y dinámico” (1946: 148). A pesar de las similitudes metodológicas, la diferencia radica en los principios teóricos fundamentales, que hacen que la teoría de la estructura endopsíquica sea incompatible con el modelo estructural de Freud. 3. Para Fairbairn, a grandes rasgos, “se puede decir que la psicología constituye un estudio de las relaciones del individuo con sus objetos [externos], mientras que, de forma parecida, se puede decir que la psicopatología constituye más específicamente un estudio de las relaciones del yo con sus objetos interiorizados” (1943: 60; véase también 1941). De nuevo se hace evidente la desviación de la teoría clásica, sobre todo porque su perspectiva de las relaciones objetales no avanza por la trayectoria de la pulsión clásica, para llegar a la fantasía, al conflicto y, finalmente, a la represión; sino que introduce una secuencia alternativa y conflictiva. El proceso de maduración, por el que la tendencia evolutiva hacia la madurez tropieza con una tendencia regresiva al apego de la dependencia infantil (1941: 38), constituye el núcleo de este conflicto. Mientras que el modelo psicopatológico de la teoría clásica se basa en la idea de la regresión en diferentes momentos del desarrollo libidinoso, a Fairbairn le preocupan más las maniobras defensivas (“técnicas”) que se despliegan durante el proceso de maduración. La teoría de la psicopatología establece desde el principio dos “grandes tragedias” relacionadas con la escisión del yo: una relacionada con individuos que sienten que su amor es destructivo para aquellos a quienes aman, y otra relacionada con individuos que quedan supeditados a la compulsión de odiar y ser odiados en el proceso de alejar sus objetos libidinosos (1940: 26). En la práctica, se analizan los estados patológicos y los mecanismos de defensa desde el punto de vista de las relaciones objetales en diferentes fases del desarrollo, incluidas las fases tempranas y tardías de la fijación oral: “el conflicto emocional relacionado con las relaciones objetales durante la fase oral temprana toma la forma de una elección: ‘succionar o no succionar’, es decir, ‘amar o no amar’… el conflicto que caracteriza la fase oral tardía se resuelve en la elección: ‘succionar o morder’, es decir ‘amar u odiar’” (1941: 49). El primer conflicto es el que caracteriza el estado esquizoide; el segundo el estado depresivo. El problema principal del individuo es cómo amar sin destruir por amor o por odio, respectivamente. El dilema esquizoide viene marcado por la futilidad; el niño siente que su amor es culpable. Por el contrario, el depresivo está sujeto a la ambivalencia y la culpa, y siente que el odio es el culpable. La psicopatología revisada de 1941 describe una tipología basada en cuatro “técnicas”, entendidas como formas de manipulación de los objetos “aceptados” y “rechazados” formados en el curso de la posición esquizoide. La naturaleza de las relaciones objetales, establecida durante la etapa de dependencia infantil, determina cuál de las cuatro técnicas se debe emplear, o el grado en que debe emplearse cada una, durante la fase de transición de la dependencia infantil a la madura. La tipología comprende: (i) la neurosis obsesiva, en que se internaliza tanto el objeto aceptado como el objeto rechazado; (ii) la técnica paranoide, en que se internaliza el objeto aceptado y se externaliza el objeto rechazado; (iii) la defensa histérica, en que se exterioriza el
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