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el de seguridad. En este sentido, los Sandler se aproximan a las posturas de Fairbairn y Bowlby.
III. Bcb. Revisiones de la pulsión de muerte Autores contemporáneos europeos, de diversas orientaciones teóricas, han intentado reexaminar el concepto de pulsión de muerte, sus manifestaciones clínicas y su utilidad en el psicoanálisis clínico. El prototipo de este enfoque es la observación clínica que hace Freud sobre la compulsión de repetición y la reacción terapéutica negativa, como puntos de partida para sus conjeturas metapsicológicas subyacentes. Rosine Perelberg (2003) explora las ramificaciones de la transferencia y la contratransferencia al trabajar con pacientes que demuestran una falta o un exceso de afecto que no ha sido mentalizado. En ambos casos, la ausencia de palabras y emociones remite a pulsiones que no han sido representadas psíquicamente, y que, por lo tanto, se expresan a través de la compulsión de repetición. En este sentido, Michael Šebek (2019), en “Death Drive, Repetition Compulsion and Some Corridors of Psychic Change” [Pulsión de Muerte, compulsión de repetición y algunos corredores del cambio psíquico], presenta una visión general de intervenciones “vitalizantes” cuando el tratamiento se encuentra bloqueado por impases, entendidos como causados por influencias de la pulsión de muerte. Estas intervenciones pueden recibir distintos nombres, según las teorías que adopten los diversos autores. Algunos ejemplos son: las “reclamations” [reclamaciones] (Álvarez, 2012), “the enlivening object” [el objeto vivificante] (Director, 2009), “rehabilitation” [rehabilitación] (Fonagy y Target, 1994) y “a birth” [un nacimiento] (Borgogno, 2013). Todas ellas pueden entenderse como facilitadoras de las pulsiones de vida. David Bell (2015), en “The Death Drive: Phenomenological Perspectives in Contemporary Kleinian Theory” [La pulsión de muerte: enfoques fenomenológicos en la teoría kleiniana contemporánea], trata de demostrar cómo el concepto de pulsión de muerte proporciona una explicación para los fenómenos clínicos que no son adecuadamente abordados por otras teorías existentes. Bell propone tres modelos de procesos clínicos, cuya fenomenología es distinta: “1. Actos violentos de destrucción/aniquilación, incluyendo fenómenos internos como la aniquilación del pensamiento (modelo 1); 2. La atracción seductora hacia un mundo sin pensamiento, el estado placentero “tipo Nirvana” descrito por Freud (modelo 2); y 3. El control sádico de los objetos, impidiendo cualquier movimiento, asociado a un placer peculiar (modelo 3).” Bell concluye: “El concepto de pulsión de muerte sigue atrayendo mucha oposición, pero, aunque hoy seamos menos proclives a concebirla en términos biológicos, la existencia de una fuerza psíquica que se opone a la vida y al desarrollo, y en
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