Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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psicología del yo permitió obtener una idea más clara de la evolución del sí mismo y las representaciones objetales que se considera presentes en las tres agencias psíquicas (Ello, Yo y Superyó). La psicología del yo cambió a medida que los teóricos insistían en que los hallazgos clínicos debían sustentar las conjeturas metapsicológicas. Esta nueva era fue marcada por la monografía de Jacob Arlow y Charles Brenner (1964), en la que colapsaron la perspectiva metapsicológica bajo el modelo estructural. Estas “modificaciones metapsicológicas”, que elevaron el uso del modelo estructural y el conflicto psíquico (Arlow y Brenner, 1964), condujeron a una visión expandida de la formación de compromiso (Brenner, 1976, 1982a). Estos avances abrieron la puerta a nuevas formas de pensar sobre el inconsciente y las pulsiones. Esto incluyó a pensadores transicionales como Hans Loewald (1978), e integradores como Otto Kernberg (1966, 1982). Loewald enfatizó el papel esencial de las relaciones objetales tanto en la formación psíquica como en el cambio promovido por el análisis. Su énfasis en la interacción dentro de las relaciones objetales revitalizó ideas como la fusión y neutralización de las pulsiones, la neutralidad analítica y la acción terapéutica. Kernberg (1982) ofrece una modificación de la (segunda) teoría dual del instinto en el contexto del yo, el self y el desarrollo temprano de la formación estructural, en su integración de la psicología del yo con las teorías de las relaciones objetales. IV. A. PSICOLOGÍA DEL YO Para los psicólogos del yo, la primera teoría de las pulsiones de Freud fue fundamental, aunque el foco principal se desplazó hacia las funciones del yo . Heinz Hartmann (1939) elaboró la importancia de la adaptación a la realidad y defendió una diferenciación más clara entre normalidad (el yo saludable) y la psicopatología (el yo neurótico y “débil”). Este cambio de foco desde las pulsiones y la “psicología profunda” hacia el fortalecimiento del yo y sus funciones –como el dominio, la adaptación y la autonomía– fue en ocasiones criticado por ser más “educativo” que “analítico”. Sin embargo, uno de los principales intereses de los psicólogos del yo era la transformación de las pulsiones por parte del yo en procesos como la neutralización. El centro del nuevo interés científico se situó especialmente en las “estrategias de adaptación” que ofrece el sistema del yo y que resultaron potencialmente creativas. Como resultado, las defensas dejaron de ser percibidas únicamente como patológicas para ser vistas (también) como “adaptativas” y útiles en la inevitable lucha conflictiva con las pulsiones.

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