Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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que se reconocen los vínculos y sus puntos de encuentro, diferencia y complementariedad. Otro aspecto que Kancyper subrayó es la relación entre el campo analítico y el clima afectivo. El campo se caracteriza por su carácter dinámico y sus movimientos se registran simultáneamente en dos niveles: el contenido del pensamiento y la circulación del afecto, así como en el entrecruzamiento entre ambos. Kancyper ha escrito que el analista debe percibir el Stimmung , el clima o atmósfera de una sesión y auscultar minuciosamente con su “estetoscopio contratransferencial” los distintos sentimientos y afectos que se presentan en la situación analítica. El Stimmung revela lo que hay de inefable en el campo dinámico. Al detectar con precisión el peso de los sentimientos y afectos que prevalecen en cada momento de la sesión, así como sus matices y fluctuaciones, el analista puede hacer un uso instrumental de la atmósfera del campo, como si esos sentimientos y afectos fueran una brújula que oriente y una lámpara que ilumina la oscuridad y los laberintos del alma humana. En la visión contemporánea de Kancyper (1998, 1999), la fantasía inconsciente básica no debe reducirse a sus aspectos más regresivos de baluarte o a sus aspectos “parasitarios”, porque también está permanentemente presente durante los procesos prospectivos de creatividad, procurando un campo catalizador y productivo de nuevas ideas e invenciones en la dinámica intersubjetiva. Por otro lado, Kancyper reconoció que el concepto barangereano de campo y la fantasía básica que gobierna los aspectos inconscientes de la relación pueden despertar en el analista varios impedimentos y resistencias, porque pueden infligir una nueva herida a su narcisismo y poder; es decir, puede perder la ilusión de su omnipotencia y autosuficiencia soberana. La fantasía nacida en el campo y a través de éste, “extiende sus alas” en el vínculo con el otro y los otros. Es autónoma y ejerce su propia influencia sobre los sujetos, de forma parecida al inconsciente, con sus propias leyes y psicodinámicas independientes de las reglas racionales y conscientes. Aceptar su presencia en toda relación (más o menos) estable y duradera implica inevitablemente un trabajo adicional y complejo. Los analistas no pueden seguir manteniendo la posición de observadores pasivos de una situación que los aliena y frustra indebidamente. Cuando se sienten frustrados o alienados, los analistas deben realizar un trabajo psíquico adicional, conscientes de que a través de su propio funcionamiento psíquico participan asimétricamente en el resultado de vínculos nutritivos o destructivos. Este trabajo psíquico adicional exige reasignar la tendencia automática a depositar en otros el flujo de proyecciones e identificaciones proyectivas o el retorno masivo de estas sobre sí mismos, y admitir que eventualmente cada miembro del campo está involucrado en la producción de la fantasía intersubjetiva, que es original y se origina en la situación particular de ese campo. Aunque el concepto de campo surgió en la teoría de la técnica para el tratamiento de adultos, Kancyper (1998, 1999) lo considera también extremadamente relevante en el análisis de niños y adolescentes. Sin embargo, aquí la cuestión es más

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