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su persona, y la madre reduce el grado de su adaptación a las necesidades de su hijo” (1971: 126). 2. Winnicott, como Balint, trató los aspectos terapéuticos de la regresión con una psicopatología revisada de las relaciones objetales, haciendo hincapié, en el caso de Winnicott, en que los bebés enferman. La enfermedad psicológica se entiende como una expresión de la falla ambiental, que, según Winnicott, “puede ser severamente mutiladora”. Entre ellas se encuentran las siguientes: la esquizofrenia infantil o autismo; la esquizofrenia latente; la falsa autodefensa y la personalidad esquizoide (1962a: 58-59). Como resultado del choque traumático y las fallas de provisión, las ansiedades psicóticas (o “agonías primitivas” como las describió) precipitan una serie de maniobras defensivas (“reacciones”), mediante las cuales el niño trata de proteger a su sí-mismo central. Winnicott (1963c) trabajó estos estados primitivos en su artículo publicado póstumamente, “El miedo al derrumbe”, de la siguiente manera: un retorno a un estado de no-integración (defensa: desintegración); caer para siempre (defensa: autosostén); falla de residencia (defensa: despersonalización); pérdida del sentido de lo real (defensa: explotación del narcisismo primario); y pérdida de la capacidad para relacionarse con los objetos (defensa: estados autistas, relación exclusiva con los fenómenos del sí-mismo). Lo más importante es que postuló que la enfermedad psicótica es “una organización defensiva relacionada con una agonía primitiva” (1963c: 90). 3. Winnicott introdujo técnicas terapéuticas que facilitan la regresión durante el “análisis ordinario, tal como se ha creado para el control de la posición depresiva y del complejo de Edipo en las relaciones interpersonales” (1954: 294). En términos de “análisis ordinario”, en su artículo “Los objetivos del tratamiento psicoanalítico”, Winnicott afirma que “continuamente maniobro para entrar en la posición del análisis estándar” (1962b: 166). Y por “análisis estándar” entiende la necesidad de “comunicarse con el paciente desde la posición en que me coloca la neurosis (o psicosis) de transferencia” (1962b: 166). Desde esta posición o situación, el analista es simultáneamente un objeto subjetivo para el paciente y un escenario interno de confianza, basado en la prueba de la realidad. En cuanto al “análisis modificado”, lo más importante es que el analista se descubre a sí mismo “trabajando como psicoanalista más bien que haciendo psicoanálisis estándar” (1962b: 168). Como expresa Winnicott (1962b: 169; énfasis agregado): “hago psicoanálisis cuando, según el diagnóstico, el individuo, en su ambiente, quiere psicoanálisis. Incluso puedo tratar de poner en marcha una cooperación inconsciente cuando no hay un deseo consciente de análisis… Cuando estoy ante un caso para el que no corresponde el psicoanálisis, me convierto en un psicoanalista que satisface o trata de satisfacer las necesidades de ese caso especial.” Además, Winnicott sostuvo que un analista entrenado en la técnica psicoanalítica estándar está mejor preparado para este tipo de trabajo no analítico.
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