Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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también sigue el desarrollo de dicha musculatura, en aspectos como el morder, agarrar, golpear, caminar y correr. En cuanto a la interacción entre las pulsiones y el yo , Hartmann (1950, 1952) y sus colaboradores (Hartmann, Kris y Loewenstein, 1949; Kris, 1955) propusieron el concepto de naturalización de las pulsiones como una función del yo. Consideraban que las observaciones clínicas llevaban a inferir que esta capacidad estaba presente de alguna forma desde la primera infancia, incluso antes de que existiera un yo organizado, y que a partir de ahí maduraba. La neutralización implica el cambio en los fines e intensidad de la pulsión, de manera que la energía pulsional se vuelve más susceptible de ser utilizada para distintos propósitos. (Esto elaboraba la idea de Freud [19000] sobre la ligazón de la libido como marca de la transición de la libido al proceso secundario, en contraste con su naturaleza libre y desplazable en el proceso primario.) Hartmann distinguía la neutralización de la pulsión del desplazamiento y de la fusión pulsional. Un niño/a que desea hacer daño o matar a un hermano o hermana recién llegado, pero en su lugar arranca las alas a las moscas, está mostrando un desplazamiento sin neutralización ni fusión de la pulsión. Si, en cambio, molesta al hermanito o hermanita, o lo abraza demasiado fuerte, está mostrando al menos el inicio de una fusión de la libido y la agresión hacia un mismo objeto. Si compite en juegos de fuerza o destreza con el hermano/a menor, estaría mostrando una neutralización parcial de la agresión sin desplazamiento y con poca fusión pulsional. Hartmann y sus colaboradores trabajaron sobre todo el uso de la agresión neutralizada en la construcción de estructuras dentro del yo y su utilidad en la configuración de los límites entre el sí mismo y el otro, así como en límites intrapsíquicos como la barrera represiva. En estados agresivos, como en la psicosis incipiente, regresiones límite o traumas, donde se produce un colapso parcial de los límites del sí mismo/otro y de las represiones, también se observa una liberación regresiva de grandes cantidades de agresión en bruto. Hartmann (1953) señala esto como una evidencia de que la configuración de estos límites, tanto con otros como dentro de la mente, emplea energía pulsional agresiva parcialmente neutralizada. La diferenciación entre los roles de la libido y la agresión fue usada por los psicólogos del yo en conceptualizaciones de diversos procesos. Kris (1956a, 1956b) trató de demostrar, empleando material clínico detallado, que, en la represión, la energía agresiva parcialmente neutralizada proporciona la fuerza opositora o “contracatexis”, mientras que la libido parcialmente neutralizada se usa para investir en recuerdos pantalla, fantasías y mitos que desvían la atención y ocultan el contenido reprimido. Hartmann (1948, 1950) sostenía que había distintos grados de neutralización y que no siempre una mayor neutralización era mejor. Por ejemplo, en la asertividad se requeriría un grado de neutralización menor que para usar la energía agresiva en el pensamiento reflexivo. Hartmann y Lowenstein (1962) también señalaron estas diferencias en las funciones del superyó: la función punitiva, incluso en un superyó menos severo, necesita operar con una agresión menos neutralizada, en comparación con la función orientadora. Y el yo ideal suele estar investido con libido parcialmente neutralizada, que anteriormente se usaba en el investimiento narcisista del sí mismo. Como ejemplo

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