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normal del niño, en la cual las relaciones objetales y el sí mismo eran concebidos como derivados de las vicisitudes instintivas (ver las entradas TEORÍA DE LAS RELACIONES OBJETALES, SÍ MISMO (SELF), PSICOLOGÍA DEL YO). Su teoría sobre la separación-individuación (Mahler, Pine y Bergman, 1975) proporciona datos tanto observacionales como psicoanalíticos que permiten trazar las etapas del desarrollo postuladas por Jacobson. Aunque en su teoría de separación-individuación se mantiene la atención tradicional a las pulsiones, el enfoque en las relaciones objetales es evidente en los temas que Mahler destacó como de especial importancia en cada subfase del desarrollo, como por ejemplo la sonrisa social, en lugar de la succión, para iniciar la simbiosis (Blum, 2004b). En general, Mahler aportó evidencia clínica que permitió establecer cronogramas para las etapas del desarrollo de las relaciones objetales internalizadas propuestas por Jacobson. El trabajo de Kernberg (1976, 1982) sobre la patología de las relaciones objetales internalizadas en condiciones límite se desarrolló dentro de ese marco teórico. IV. Ad. Fred Pine Desarrollando aún más las conceptualizaciones de Hartmann (1939/1958), de Anna Freud (1936) y de Margaret Mahler (Mahler, Pine y Bergman, 1975), Fred Pine (1971, 1974, 1983) continuó construyendo puentes conceptuales entre las pulsiones y los procesos de aprendizaje, pensamiento, memoria y percepción, principalmente en dos líneas: 1. Separación-individuación y constancia objetal libidinal; y 2. El efecto distorsionador (e inhibidor) de las pulsiones y las relaciones objetales sobre el funcionamiento cognitivo . Señaló cómo el desarrollo de la imagen como recuerdo del objeto de amor ausente está diseñado para resolver los deseos polares del niño: por un lado, la autonomía; y por el otro, la proximidad con la madre (Pine, 1971, 1974). De esta manera, al llevar la imagen de su madre consigo, el niño puede tenerla adentro, sin sacrificar su autonomía. En “The Development of Ego Apparatus and Drive” [El desarrollo del aparato del yo y la pulsión], Pine (1983) describe las relaciones funcionales integrales entre los procesos de pensamiento, los afectos y las pulsiones. Escribe: “Nuestras pulsiones – nuestras necesidades y deseos– deben tomar la forma expresiva que hace posible el aparato cognitivo, con su capacidad de recibir estímulos, registrar y re-evocar y representar…” (ibid., p. 243).
IV. Ae. Revisión de Hans Loewald: la interacción como fuente de las pulsiones Como Jacobson, Hans Loewald consideraba que la estructura psíquica de las pulsiones y del ello se originaba en la interacción del niño/a con su entorno humano (la
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