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[que] funcionan… para minimizar el displacer, y del… funcionamiento del superyó (culpa, autocastigo, expiación, etc.)…” (Brenner 1991, pp. 39-40). Además, Brenner postuló el principio de intercambiabilidad de los elementos psíquicos, como versión contemporánea del principio de función múltiple de Waelder (1930, 1936), el cual, a su vez, reitera el principio de sobredeterminación de Freud. Este principio contemporáneo de intercambiabilidad de los elementos psíquicos sostiene que cualquier cosa puede ser instintualizada, cualquier cosa puede ser usada como defensa y cualquier cosa puede ser usada como autocastigo. En “Aspects of Psychoanalytic Theory: Drives, Defense, and the Pleasure- Unpleasure Principle” [Aspectos de la teoría psicoanalítica: pulsiones, defensa y el principio del placer-displacer], Brenner (2008) sitúa la sexualidad infantil en el contexto de su teoría freudiana revisada de las pulsiones y postula un papel central para el “principio del placer-displacer”: “…la mente está motivada por una necesidad, deseo o tendencia a alcanzar y evitar el displacer (= principio del placer-displacer). Lo que tiene una importancia primordial es si un deseo es placentero o displacentero. De hecho, como ha demostrado la observación, hay deseos que son ambos. A una edad relativamente temprana en la infancia, y a partir de entonces, tanto el funcionamiento mental normal como el patológico están motivados, en gran medida, por ambas necesidades actuando conjuntamente. Según la teoría moderna del conflicto (Brenner, 2006), los deseos implicados abarcan todo el abanico de la sexualidad infantil; las calamidades implicadas incluyen todo el abanico de afectos displacenteros, sean cuales sean en cada caso individual; y las defensas incluyen todo aquello que la mente sea capaz de utilizar para rebajar los afectos displacenteros” (Brenner, 2008, p. 716). Continúa: “Los deseos agresivos son tan sexuales como los libidinales… Ningún paciente tiene conflictos que sean principalmente agresivos o principalmente libidinales. Los conflictos de cada paciente son, inextricablemente, ambos…” (ibid., pp. 716-717). IV. C. ALLAN COMPTON: REEVALUACIÓN DE LA CONSTRUCCIÓN DEL CONCEPTO DE PULSIÓN Y DE LA CLASIFICACIÓN Y DESARROLLO DE LAS PULSIONES INSTINTIVAS Compton (1981a, b, c; 1983) revisó la evolución de la teoría de las “pulsiones instintivas” de Freud, a la luz de los desarrollos posteriores hasta la década de 1980. Abordó lo que considera “los problemas fundamentales” en torno a la construcción del concepto de pulsión : “la relación entre datos observacionales y constructos teóricos en psicología; si nuestro concepto de pulsión es, debería ser, o puede ser puramente psicológico; el problema de conceptualizar el origen ontogenético de la mente; las cuestiones de la ‘conjunción fuerza-significado’ y el problema de la energía psíquica en los constructos psicoanalíticos; y la relación de nuestro concepto de pulsiones instintivas con el concepto general de instinto. Parece que podría lograrse un progreso
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