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afectivo-motriz apropiado con el bebé a través del contacto visual, la expresión facial, el tacto, la sujeción, etc., que contribuye a la adaptación del bebé a la modulación y regulación del afecto (Blum, 2004). La fase de separación-individuación, de los 4-5 meses a los 18 meses, consta de varias subfases. La primera es la que Mahler llama “diferenciación”, cuando el bebé empieza a diferenciar la representación de sí-mismo de la madre/otro (Mahler et al., 1975), cuando deja de moldearse a sí mismo en el cuerpo de su madre y prefiere una exploración más activa e independiente. “Más que cualquier otro teórico psicoanalítico, Mahler reconoció la importancia de caminar, una meta de la maduración que se activa en la subfase de ‘ejercitación’ de la separación individuada” (Blum, 2004b, p. 542). Durante esta segunda subfase, el bebé practica sus capacidades locomotrices para aumentar la separación física de la madre y continuar el proceso de diferenciación. Este es el período en que Mahler sitúa el “nacimiento psicológico” real del bebé. Con la locomoción vertical, los horizontes del bebé se expanden, y éste se emociona cuando se da cuenta de que el “mundo está a sus pies”. En palabras de Greenacre (1957), es la culminación de su “historia de amor con el mundo”. Es, como Mahler conceptualiza, el momento cumbre tanto del narcicismo (secundario) como del amor objetal (Mahler et al., 1975). En este momento, además, el bebé alcanza “la cumbre de su ‘omnipotencia mágica’ proveniente de su sentido de compartir los poderes mágicos de su madre” (Fonagy, 2001, p. 66). La subfase de “acercamiento”, de 15-18 a 24 meses, se caracteriza por la conciencia y ansiedad de separación, y por una mayor necesidad de estar con la madre (Mahler et al., 1975). El bebé que se estaba volviendo cada vez más independiente, ahora comienza a darse cuenta de que es un pez muy pequeño en un mar muy grande, y esto comporta una pérdida del sentido ideal del sí-mismo y la reaparición de un tipo de ansiedad de separación. El bebé se da cuenta de que la madre es en realidad una persona separada que no siempre puede estar disponible para satisfacer sus necesidades. Esto provoca la “crisis de acercamiento”, que dura aproximadamente de los 18 a los 24 meses. Según Mahler, la actitud del bebé es ambivalente y oscila entre una necesidad de aferrarse a la madre y una poderosa necesidad de separarse de ella. Este es el período durante el cual la escisión está en su apogeo (Greenberg y Mitchell, 1983). También es el período en que algunas funciones autónomas del yo evolucionan rápidamente, beneficiadas por las rápidas adquisiciones de lenguaje y por la aparición de la prueba de la realidad. Se está tomando conciencia de las diferencias de género y de la identidad de género, que interactúan con el proceso de diferenciación. Durante el “acercamiento”, la disminución de la omnipotencia infantil se contrarresta con identificaciones selectivas con la madre competente, tolerante y afectuosa (Blum, 2004b). Mahler dio mucha importancia al logro de la “constancia objetal” (basado en la tolerancia a la ambivalencia) y la autosuficiencia como la subfase final de la individuación por separación. Esto ocurre en el tercer año de vida y es un hito importante del desarrollo. Las dos tareas principales de este período son el desarrollo de un concepto estable del sí-mismo y un concepto estable del otro, que se organizan en torno a los copartícipes de las relaciones objetales del bebé (Greenberg y Mitchell,
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