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bisexualidad como un compuesto de la pareja parental. La fantasía de que la niña no tiene “nada” y que ese “nada” se refiere a los genitales femeninos es una falsa concepción infantil, no una realidad. Por otro lado, la feminidad se reconoce ahora como primaria, debido a la dotación biológica de la niña y la experiencia primaria de su propio cuerpo. Una nomenclatura apropiada, el reconocimiento parental del bebé como niña y una respuesta afirmativa de los padres que apoye y complemente su disposición innata son cruciales para el desarrollo femenino. Las fantasías, actitudes y conductas parentales pueden superar la dotación biológica en niñas vulnerables. La representación histórica ( his- story , del inglés “la historia de él”), cultural, social y lingüística de las actitudes hacia las mujeres es internalizada e influye recíprocamente en la fantasía inconsciente en un proceso circular. Junto con los estudios madre-bebé, la psicología de la mujer fue radicalmente revisada. La feminidad y el género fueron reevaluados, con transformaciones de las teorías anteriores sobre el masoquismo femenino y la envidia de pene. Las analistas mujeres avanzaron notablemente en el análisis infantil y saldaron una larga deuda con los estudios sobre el embarazo. En este contexto, se identificaron cuatro tipos de agresión en niños y niñas por Henri Parens y colaboradores (1994): agresión no hostil-destructiva (por ejemplo, al comer); agresión no hostil-no destructiva (crítica constructiva, conseguir algo); agresión hostil-no destructiva (culpar a alguien, enojarse con otro) y agresión hostil- destructiva (venganza, violencia física). Y el desarrollo pulsional, en general, comenzó a comprenderse como un modelado de la interacción con “el otro” (Kulish, 2019). (Ver también la entrada SEXUALIDAD INFANTIL)
IV. E. REACCIONES CONTRA LA METAPSICOLOGÍA
IV. Ea. Enfoques interpersonales, del sí mismo ( self ) y relacionales “clásicos”: minimización de la importancia de las pulsiones Informados por la metodología del “operacionalismo”, el énfasis antimetapsicológico fue primeramente desarrollado en los trabajos de los teóricos interpersonales/culturales Harry Stack Sullivan (1953), Karen Horney (1941) y Erich Fromm (Fromm, 1941; Fromm y Funk, 1997), quienes propusieron que la búsqueda de seguridad y la satisfacción de las pulsiones están indisolublemente conectadas, pero, al mismo tiempo, sostuvieron que todos los fenómenos psicológicos son de origen interpersonal. Más tarde, Heinz Kohut (1971, 1977), seguidor de esta corriente, al principio conceptualizó la regulación de la autoestima empleando la teoría pulsional, pero, posteriormente, teorizó que la destructividad y la agresión surgen como “productos de ruptura”, cuando las circunstancias conducen a una disolución de la autoimagen. En la psicología del sí mismo, el papel de las pulsiones es sustituido por las necesidades de objeto del sí mismo.
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