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4. Director , al actuar analíticamente junto a los personajes en el campo, buscando la mejor manera de que la trama original sea entendida y modificada. 5. El crítico teatral , al tomar distancia de la escena y usar su conocimiento para evaluar críticamente cómo se llevó a cabo el drama; cómo los personajes se comportaron o si la escena pudiera haber ocurrido de otra manera; en este caso, se enfatizará la función crítica del analista. El analista también puede evaluar qué teorías psicoanalíticas implícitas y explícitas se utilizaron tanto para observar como para comprender los fenómenos y evaluar si se requieren otras teorías o nuevos conceptos o modelos para una comprensión más global de lo que sucedió. El papel del crítico se hace más importante después de que se haya representado la dramatización. En resumen, la capacidad crítica del analista es un factor importante para definir sus ángulos de observación. 6. Técnico de iluminación y sonido , al ayudar al director a ver y escuchar lo que está pasando. Las presentaciones teatrales son imposibles sin sonido e iluminación y, por ello, los técnicos deben procurar iluminar los aspectos oscurecidos, incluso los que intentan desaparecer entre bambalinas. Un buen técnico de iluminación ilumina a los personajes con matices de brillo y color. La función de iluminación del analista depende de su capacidad para entrar en el contexto de las escenas y vivirlas “at-one-ment” [en el momento] (Bion, 1970). Una iluminación adecuada equivale a una intuición entrenada psicoanalíticamente. Dado que el analista es al mismo tiempo coautor, personaje y/o director, estas funciones complementarán su capacidad de observación psicoanalítica. Centrarse en la dirección y la iluminación por el director-analista (que es también coautor y actor) es el producto espontáneo de los sueños que se están soñando. La capacidad de hacer las divisiones adecuadas se convierte en un factor importante para que también se lleven a cabo estas funciones. La capacidad crítica del analista determina en qué funciones del campo debe involucrarse como un observador participante. Cassorla ha enfatizado la capacidad de la díada de participar en el campo analítico del sueño que genera significados y expande la red simbólica del pensamiento. Esta capacidad viene determinada por factores de la intuición del analista que le permiten trabajar “sin recuerdos, sin deseo, sin la intención de entender”; es decir, dejándose llevar por lo que ocurre y sin bloquear los significados. Hay que recordar, de hecho, que uno de los objetivos del análisis es precisamente extender la capacidad de generar significados. En la práctica, el campo del sueño puede incluir subcampos que pueden interrelacionarse. Por ejemplo, los modelos de cine, teatro, circo, cuentacuentos y parque infantil son distintas formas de observar y comprender el remolino y la mezcla en el campo. Si es necesario, el analista puede cambiar sus ángulos de observación y transformar el campo (del sueño, por ejemplo) en otros campos. Estas transiciones entre diferentes aspectos del campo o entre diferentes campos dependen de la cohesión de su identidad analítica, lo que permite al analista ser él mismo independientemente del campo en el que participe.
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