Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Las pulsiones endógenas desempeñan un papel relativamente reducido o nulo en muchos modelos interpersonales y relacionales posteriores. En estos enfoques, la unidad de atención clínica es lo interpersonal. Sin embargo, la posición contemporánea de algunos teóricos relacionales se ha vuelto más compleja y matizada (ver más adelante). IV. Eb. Merton Gill, George Klein y la crítica “psicológica” de Roy Schafer y Robert Holt El siguiente desafío que influyó en las conceptualizaciones del inconsciente y las pulsiones se fraguó dentro de la propia metapsicología. Los principales contribuyentes a este cuestionamiento fueron: Merton Gill, quien renunció primero a la perspectiva topográfica (1963), y más tarde al resto de la metapsicología (1976; 1994), y George Klein (1976). Ambos acabaron por delinear dos teorías psicoanalíticas: (1). Una teoría clínica, basada en observaciones empíricas indiscutibles; y, (2). Una teoría especulativa y abstracta. Roy Shcafer (1976) propuso un lenguaje de la acción que intentaba explicar los fenómenos psicológicos mediante formulaciones dinámicas empleando verbos y adverbios, en lugar de sustantivos o adjetivos. Además, Schafer abogó por un uso del lenguaje que incluyera fuerzas motivacionales y sus acciones derivadas como secuencias de acción. Los llamados de Schafer (1973) y Klein (1973) a que los psicoanalistas “se liberen de la metapsicología” en favor de conceptos “validados clínicamente” inauguraron un debate en el que la pulsión fue el principal blanco de la crítica. Uno de sus seguidores más notables, Robert Holt, abordó el tema hasta bien entrados los años noventa. Holt sostuvo que el dominio de las pulsiones estaba especialmente contaminado por confusiones entre metáforas y hechos, así como por supuestos metapsicológicos “míticos” que contrastan con hipótesis demostrables. El principal argumento de esta crítica era que el concepto de pulsión (como base de la metapsicología) refleja el cientificismo decimonónico; es decir, no es más que un remanente físico-mecanicista y materialista de la formación neurocientífica de Freud, el cual debería actualizarse conforme a nuevas perspectivas y filosofías de la ciencia. Los motivos para esta crítica pueden agruparse en tres categorías principales: Primero, según Holt (1992), la teoría de la pulsión es epistemológicamente insostenible y sufre contradicciones internas. Se basa en demasiados fundamentos conceptuales (historia, psicología y física) que a veces son incompatibles entre sí. El lenguaje de la teoría pulsional es extremadamente metafórico , pero con frecuencia no se lo reconoce como tal. El uso descriptivo de una palabra ha conducido a creer en su existencia concreta. Segundo, hay razones de hecho . Las suposiciones de la teoría pulsional no han resistido el paso del tiempo, como por ejemplo “el modelo reflejo pasivo” de Freud (Holt, 1992, p. 385). La búsqueda innata de descarga de tensión no ha sido confirmada

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