Volver a la tabla de contenido
continua presión por transformar los recuerdos de proceso cero en experiencias como la pulsión de proceso cero. Defiende que es esta pulsión la que confiere a estructuras de proceso cero (como las alteridades, las introyecciones y el superyó) no solo la sensación, sino también la realidad de ser centros de iniciativa autónomos. Fernando (2023) propone que la pulsión de repetición del trauma no proviene de la pulsión de muerte, sino que forma parte de un proceso de reparación normativo, en el cual los recuerdos de proceso cero que quedan tras el trauma presionan por actualizarse, con el fin de que puedan completarse adecuadamente y convertirse en parte del pasado del sujeto. En el caso del trauma blando ( bland trauma ) (Furst, 1978; Fernando, 2023), este proceso de construcción retroactiva de la experiencia traumática no elaborada puede completarse a través de sueños repetitivos y revivencias durante meses, transformando los recuerdos traumáticos de proceso cero en recuerdos normales del pasado. Sin embargo, en muchos otros casos, la repetición es interrumpida por la disociación, la represión u otras defensas, ya que la revivencia del trauma resulta demasiado abrumadora. Esto da lugar a una pulsión continuamente activa pero nunca satisfecha que busca actualizar los recuerdos postraumáticos de proceso cero como experiencias presentes plenas. A diferencia de las pulsiones libidinales y agresivas, Fernando (2023) señala que la pulsión de proceso cero no tiene un núcleo hereditario, sino que renace con cada experiencia traumáticas. Permanece muy vinculada a los recuerdos postraumáticos específicos, no procesados, pre-simbólicos y no integrados, propios del trauma que la originó (ver las entradas: SIMBOLIZACIÓN, REPRESENTACIÓN y PSICOLOGÍA DEL YO). La pulsión de proceso cero , por tanto, no tienen la maleabilidad ni la plasticidad de las pulsiones sexuales y agresivas. Mientras que el objeto, o incluso las metas de la libido, pueden variar considerablemente, la pulsión de proceso cero se mantiene próxima a los recuerdos no procesados del trauma, incluso cuando se manifiesta en sublimaciones. Lo que la pulsión de proceso cero comparte con la libido es su empuje constante hacia la reinversión pulsional y la actualización de sus contenidos. Esta similitud conduce a otra: así como hay conflictos de pulsión/defensa que generan formaciones de compromiso (fantasías, síntomas, actos) relacionadas con las pulsiones sexuales y agresivas clásicas, también hay conflictos de pulsión/defensa de proceso cero. Fernando (2023) afirma que lo que parecen simples repeticiones del trauma son, en realidad, formaciones de compromiso de proceso cero entre la pulsión y las defensas . Usualmente, el sujeto revive fases tempranas del trauma, que preceden al momento de situación traumática abrumadora y “cierre del yo”. Este colapso se desplaza habitualmente hacia el futuro, como describe Winnicott (1974) en su artículo “Clínica del miedo al derrumbe,” donde sostiene que la catástrofe temida es aquella que ya ha ocurrido, pero no ha sido registrada. Fernando (2018b, 2023) describe una defensa específica relacionada con el miedo al derrumbe, que denomina desplazamiento temporal . Esta defensa se apoya en el carácter de “aún no ha sucedido” o “a punto de suceder” de los recuerdos de proceso cero, para desplazar el momento más traumático hacia el futuro, generando la sensación de que se vive justo antes del derrumbe, en un
646
Made with FlippingBook - Online magazine maker