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analista, mantenidos en reverie (ensueño), como guía para los procesos inconscientes en el paciente y entre analista y analizado. En el contexto del psicoanálisis clásico, cuando el paciente habla sobre las personas, se las considera generalmente como personajes históricos. En el modelo de análisis kleiniano, los personajes que entran en la sesión se entienden como objetos internos, habitantes del mundo interior del paciente. Desde el punto de vista del concepto de campo, se le suma una complejidad: el concepto de personas se reemplaza por el concepto de personajes, de modo que, si un paciente habla de su tío Francis, de su perro, de su abuelo o de su hermano, se entiende que estos personajes son construidos conjuntamente por el analista y el paciente y albergan señales continuas de la vida del campo en el encuadre. Por lo tanto, cualquiera que sea el discurso, independientemente de sus coordenadas latitudinales o longitudinales, o de cómo se desarrolle el tema del relato en la sesión, los personajes puestos en escena representan las funciones del campo, que sirven para construir y comunicar lo que está ocurriendo en las profundidades de la vida psíquica del campo. Ferro (2009, 2017a) también describió una operación que llama “Tiempo Cero del Campo” o duelo por la realidad: “La operación ‘Tiempo Cero del Campo’ es el duelo por la Realidad, esa Realidad que corresponde al Tiempo ‘Cero’, a ‘O’, a la Realidad Final (o Primera) que será elaborada en el Agujero Negro de la segunda columna de la Grilla de Bion (como nos recuerda Grotstein de forma extraordinaria), que canaliza, absorbiendo la “Realidad”, transformándola en un relato, o tomando varios caminos a través de ella, podríamos decir que alfabetizándola y convirtiéndola en material adecuado para la construcción del sueño” (2017a, p. 73). El campo analítico, según Ferro, no tiene límites sino una perenne expansividad. En el campo analítico, hay una “escucha de 360 grados”. En el “espacio-tiempo” del análisis –y esto depende de la tríada de un encuadre, un analista y un paciente– no hay fenómenos ni comunicaciones fuera del campo. Incluso la comunicación más real y realista es relevante para el campo, aunque lleve tiempo comprender o expresar su relevancia. Toda comunicación será tarde o temprano deconstruida, desconcretada y redramatizada con múltiples escenarios posibles. De esta forma, Ferro pone énfasis en el desarrollo de la capacidad narrativa , que cobra vida en el campo a través de las operaciones de desconcretización, desaturación y deconstrucción que conducen a la posibilidad de construir, narrar y jugar conjuntamente. Como Ferro (2019) señaló más adelante, la lectura, la escritura y el juego se convierten en los instrumentos y pilares de la creatividad . A partir de un contenido saturado y concreto, se tejen nuevas experiencias emocionales. Aquí, el campo analítico es también el lugar de todas las identidades potenciales del paciente y del analista, lo que no significa que deban crearse o integrarse todas las identidades potenciales: a veces es más apropiado que permanezcan escindidas dentro de los estratos del campo, cuando sea útil para el desarrollo de la vida mental y la creatividad.
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