Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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punto donde el yo aún funcionaba y el control era posible. El desplazamiento temporal es una de varias defensas que Fernando (2018b, 2023) designa como defensas de proceso cero. Estas defensas aprovechan características del propio proceso cero –en este caso, su naturaleza no-concluida o anticipatoria– para fines defensivos. La disociación es otro ejemplo de defensa de proceso cero , que se sirve de la falta de integración de los elementos de proceso cero. La combinación de la pulsión de proceso cero (que busca actualizar el núcleo de los recuerdos de proceso cero) con las defensas que se oponen a esta actualización –en especial la defensa de proceso cero del desplazamiento temporal– da lugar a que la persona traumatizada viva mentalmente en un punto anterior al momento de máximo desborde, con este momento de derrumbe empujado hacia el futuro. IV. Fc. Nancy Kulish: perspectiva freudiana contemporánea sobre la pulsión y el objeto Nancy Kulish (2000; 2011a, b) explora los conceptos de libido y pulsión principalmente a través de la óptica de la sexualidad infantil (ver la entrada SEXUALIDAD INFANTIL). Kulish se suma a la definición de las pulsiones sexuales como representaciones psíquicas de instintos sexuales corporales innatos, mediados por el yo. En su modificación de la teoría de la pulsión de Freud, Kulish integra diversas contribuciones posteriores, en especial las de Compton (1981a, b, c; 1983; 1985), Greenberg (1991), Kernberg (2001a), Scarfone (2015), pero también las de Solms (2012), Ogden (1984), Laplanche (1997), entre otros. Kulish (2019) subraya cómo “el concepto de pulsión sexual de Freud (1915a, b), si bien se basa en excitaciones y presiones endógenas y continuas, se caracteriza por su plasticidad en la fuente (zonas corporales), en las metas y en el objeto. Así pueden explicarse las innumerables permutaciones y resultados posteriores de la sexualidad infantil, incluso la complejidad del objeto sexual, con su intercambiabilidad o fijación. De manera ingeniosa, Freud sugirió que la energía libidinal sexual “se apoyaba” inicialmente en los instintos de conservación de la vida, que orientaban al infante hacia la madre: succionar el pecho se convierte entonces en una fuente de placer libidinal, dotando a la boca de la función de zona erógena” (p. 1219). Al señalar la noción de “apoyo” como metáfora, Kulish hace referencia a la designación de Mark Solms (2012) de las zonas erógenas como objetos , no fuentes. Aunque la pulsión y el objeto interno se separan por motivos clasificatorios, están íntimamente entrelazados. “Después de que en 1915 Freud dedicara más tiempo a la importancia de los objetos de la pulsión sexual y sus fantasías relacionadas. El prototipo de fantasía sexual para Freud era el del infante aliviándose mediante la alucinación del objeto perdido que satisfacía la necesidad. El objeto, o su pérdida, formaban parte de la formación de la fantasía sexual” (ibid., p. 1220). Para Kulish, este

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