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fin de conceptualizar la “sexualidad como exceso”, derivada de la interacción entre el adulto y el niño (Stein, 2008). 5. El proceso clínico marcado por la ubicuidad de la contratransferencia: siguiendo los primeros pasos de Ferenczi (1911, 1932), las ideas de Heimann (1960) sobre la contratransferencia y el trabajo evolutivo de Bion (1959) sobre la identificación proyectiva, la teoría clínica relacional “funciona como… una teoría de sistemas radicales” (Harris, 2011) centrada en las influencias bidireccionales de la pareja analítica. La autenticidad, la honestidad y la posible revelación de los errores del analista (Davies, 1994; Renik, 2007) pueden manifestarse de distintas maneras, pero son la base de la práctica clínica relacional, así como los conceptos de “vulnerabilidad del analista” y el “impasse” (Aaron, 2006; Harris y Sinsheimer, 2008). Actualmente, dejando a un lado todas estas contribuciones del pensamiento relacional y los enfoques clínicos, la controversia sigue girando en torno al grado en que la díada analítica se entiende como una construcción fuera de la historia y, al mismo tiempo, una réplica de la unidad madre e hijo. (Ver también entradas CONFLICTO e INTERSUBJETIVIDAD). V. Bd. Psicología del Self (Psicología del sí-mismo): El objeto del sí-mismo Los psicólogos del sí-mismo advierten que se debe tener cuidado con el concepto de “internalización”, ya que es una expresión que no debe tomarse demasiado al pie de la letra. Según ellos, cuando se dice que la “teoría de las relaciones objetales” es una construcción progresiva “de representaciones diádicas o bipolares (imágenes del sí- mismo y objetales) que actúan como reflejos de la relación original madre-hijo” (Kernberg, 1976, p. 57) no debería entenderse como una transposición de la actividad del mundo a un escenario dentro de la cabeza donde réplicas en miniatura o “representaciones” o “imágenes” se dedican a recrear el mundo exterior. La “internalización” se entiende mejor si se aplica a conceptos que no necesitan tener un significado físico o geográfico. Arnold Goldberg (1992), editor de la serie anual “Progress in Self Psychology” [“Avances en psicología del Self (psicología del sí- mismo).”], y uno de los principales contribuyentes a la expansión de la teoría de Heinz Kohut, pone el siguiente ejemplo (2015a, comunicación oral con Eva Papiasvili): “Ponemos dinero en el banco, estamos enamorados o tenemos problemas y no lo atribuimos a los dólares que almacenamos físicamente en el edificio donde se realizó la transacción ni imaginamos que el ‘amor’ o el ‘problema’ son lugares. Esto son figuras retóricas que se emplean con demasiada facilidad. Esta falta de claridad a menudo ha llevado a pensar que la mente está de alguna manera situada dentro del cerebro, que a su vez está emplazado dentro del cráneo; entonces, el proceso de tener algo o alguien en mente no es más que un acto de translocación, y esto se logra simple y llanamente por medio de una representación.”
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