Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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Laplanche (1970) centra inicialmente su elaboración de la pulsión en la teoría freudiana del Anlehnung/anaclisis . La pulsión sexual se apoya en la pulsión de autoconservación. En este punto, Laplanche sigue los preceptos de Freud expuestos en “Los tres ensayos de teoría sexual”, pero gradualmente intenta liberar el psicoanálisis de lo que él llama el “desvío biologizante” ( Fourvoiement biologisant ) y se enfoca en la relación primordial con el objeto, dentro de lo que llama la “situación antropológica fundamental” (la condición humana) (Laplanche, 1987). Para la madre, el pecho está marcado por su lugar en su sexualidad adulta. Por ello, está cargado de “significantes enigmáticos” con connotación sexual. Estos significantes (del pecho y sus equivalentes) no son inteligibles para el bebé, ya que están relacionados con sensaciones y representaciones accesibles y comprensibles solo en la pubertad. El bebé es entonces “seducido” por la lactancia materna y por toda la “situación antropológica fundamental”. Así es como la sexualidad se implanta en la psique del bebé: el bebé incorpora los significantes enigmáticos que porta el pecho. El mensaje (implantado en el cuidado primario, transmitido inconscientemente) compromete el desarrollo del niño y afecta su relación con la vida pulsional. Por lo tanto, la cuestión de la pulsión no puede abordarse independientemente de la seducción primaria a través de la cual el mundo del niño se ve coloreado por los signos enigmáticos de sexualidad parental. La postura de Laplanche (2004) sobre las pulsiones de vida y de muerte es relevante. Según él, la pulsión de muerte –lo que llama la muerte de la pulsión sexual– es una parte integral de la concepción freudiana de la sexualidad. Es una vicisitud del ello no ligado, un reflejo de la represión primaria. La pulsión de vida es la fuerza de ligazón, mientras que la pulsión de muerte refleja los procesos de desligazón. V. Ac. André Green La oposición fundamental entre los procesos de ligazón y desligazón está en el centro de las concepciones de André Green. De nuevo, aquí solo se presentarán los puntos más importantes. Para Green (1999), el conflicto pulsional fundamental es el que se da entre el Eros y la destructividad. El conflicto es interno. La destrucción (que originalmente tiene un objeto interno) está vinculada al sentimiento de desamparo. Frente a ello, existe una fuerza vital que impulsa al sujeto humano a desviar la destructividad hacia el exterior, hacia objetos externos. Green describe una función “objetalizante” ( objectalisante ), “creadora de objeto”, que busca investir o incluso crear objetos para salir de los callejones sin salida iniciales; y una función “desobjetalizante” ( désaobjectalisante ), “destrucción de objetos”, que expresa la lucha contra la dependencia de los objetos. Desde esta perspectiva, el sujeto humano necesita al objeto para salir del callejón sin salida del desamparo original; para encontrarse a sí mismo, para desviar (hacia afuera) los atolladeros internos. Pero la necesidad del objeto crea una dependencia que genera otra forma de desamparo. Este nuevo desamparo moviliza un

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