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la vida (Klein, 1955) y la noción de fantasía inconsciente. La existencia de una transferencia temprana que refleja el desarrollo temprano amplía el campo de investigación de las fases preverbales, cuando no se tiene un registro preconsciente de los recuerdos; unas fases que abarcan la fase preedípica descrita por Freud (1931, 1933). Esto invita a contrastar las teorías que intentan explicar las primeras fases del desarrollo y el conflicto. VI. Ab. León y Rebeca Grinberg: Modalidades de las relaciones objetales en el proceso psicoanalítico Los Grinberg (1981) consideran que las relaciones objetales no pueden entenderse sin las nociones de “objeto” (es decir, la naturaleza del objeto con el que se relaciona el sujeto), y el “espacio” y “tiempo” en que se desarrollan. Los autores consideran que la calidad de funcionamiento de una determinada relación objetal dependerá del estado psíquico y emocional del sujeto, de la naturaleza del objeto y del espacio-tiempo en que se desarrolla esta relación. Los grados de funcionamiento de estas relaciones dependerán del predominio de la personalidad psicótica o neurótica y de la interacción entre los dos miembros de la pareja analítica. Entre los diferentes tipos de relaciones objetales que pueden presentarse en el intercambio clínico, se destacan tres tipos principales: aquellas que tienden a establecer un “vínculo de unicidad” con el analista-objeto, las que intentan crear un “vínculo de dualidad” y aquellas en que predomina la relación triangular (ya sea con objetos parciales o totales). “ Vínculo de unicidad ”: algunos pacientes hacen una regresión a una fase de no integración; es decir, a un nivel muy primitivo. Se sienten fragmentados y necesitan que el analista sostenga e integre esos fragmentos. La necesidad de encontrar un contenedor los lleva a una búsqueda frenética de objeto, hasta que son capaces de internalizar una función de contención. Hasta entonces solo poseen un espacio interno muy rudimentario, lleno de confusiones, no solo con respecto a la propia identidad sino también a la identidad del objeto. En la situación analítica, cuando el paciente hace una regresión a un estado de no diferenciación y no discriminación, él o ella trata de establecer una relación con el analista en que predominan las fantasías omnipotentes y la magia. Los autores distinguen dos modalidades de relación de unidad: una patológica, que generalmente predomina en los momentos de separación, cuando el paciente cree que el analista sabe todo sobre su vida, sus fantasías y sentimientos sin que él/ella tenga que verbalizarlos. La otra es una relación creativa de unicidad, producto de una regresión benigna que fomenta un estado de fusión con el objeto, un estado de ilusión de unicidad que reporta confianza y seguridad al paciente en el desarrollo de un proceso creativo. Si el analista es capaz de distinguir entre estos dos tipos de relaciones manteniendo una distancia óptima –ni demasiado cerca para no confundir, ni demasiado lejos que no pueda convertirse en contenedor– facilitará que el paciente pueda desarrollarse hacia la relación de dualidad.
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