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Desde ahí, los esfuerzos repetidos por dar sentido producirán diversos guiones que intentan captar, contener y dar forma y significado al afecto en cuestión. Es en este contexto que Scarfone (y Laplanche) explican cómo los niños desarrollan las teorías sexuales y fantasías constitutivas de la sexualidad infantil (Scarfone, 2017, pp. 38-39). Aunque discrepa de la visión biológica de las pulsiones de Freud, Scarfone considera que la noción de pulsión es indispensable para dar cuenta de la experiencia de estar impulsado por algo dentro del individuo que no está bajo su control consciente. Hoy en día, sostiene que uno de los errores comunes es considerar las pulsiones como una fuerza oscura situada “detrás” de la realidad psíquica de las representaciones inconscientes y que de alguna manera las “alimenta”. La libido, entendida como energía, suele confundirse con un tipo de “combustible” del trabajo psíquico. Por el contrario, Scarfone propone que la libido es la energía (el movimiento, el momentum ) de las representaciones mismas. Por lo tanto, el aspecto cuantitativo de las pulsiones es inherente a ellas, mientras que su aspecto representacional es un “revestimiento” psíquico. Así, los dos “representantes” psíquicos de las pulsiones, según Freud –afecto y representación–, no operan en el mismo nivel, no tienen el mismo peso como representantes, y, como dijo Freud (1915c), el objetivo último de la represión no es tanto evitar la representación, sino evitar el afecto desagradable o doloroso que dicha representación desencadenaría. Scarfone (2024) trabaja actualmente en la idea de que la pulsión de poder (o de dominio) –es decir, el Bemächtigungstrieb de Freud– es un componente esencial de la pulsión sexual; es lo que la vuelve problemática: una pulsión sexual de poder , a la vez sexual y destructiva, similar a la pulsión sexual de muerte de Laplanche, pero enfatizando el elemento del poder. Esta pulsión es problemática en tanto que requiere convertir al objeto (el otro ser humano) en instrumento del goce propio, en lugar de reconocerlo como un sujeto al mismo nivel, un compañero. Scarfone se basa en el trabajo de Paul Denis sobre la inseparabilidad entre la pulsión sexual y la pulsión de poder ( emprise , en francés –ver más abajo), pero, a diferencia de Denis, no cree que el objeto/la dimensión del otro en la pulsión esté relacionada con la experiencia de satisfacción. La pulsión, señala, no puede pensarse separadamente de la represión, y normalmente se encuentra parcialmente inhibida en cuanto a su meta. Sin embargo, si se la imagina actuando sola, la pulsión sexual de poder podría considerarse orientada a poseer, dominar, subyugar y, si eso no es posible, destruir su objeto. Las tragedias históricas como el Holocausto y otras masacres genocidas han ilustrado ampliamente que esto puede ocurrir cuando se permite que la pulsión actúe sin restricciones. V. Bd. Paul Denis Paul Denis (1992, 1997, 2011, 2015), de la Sociedad Psicoanalítica de París e influyente en el psicoanálisis franco-canadiense, retoma la teoría de la libido y las nociones de la experiencia de satisfacción y la pulsión de domino introducidas por Freud, y propone el siguiente modelo: la pulsión toma forma en la combinación de dos
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