Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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En relación con su trabajo, desarrolla la metáfora del “yo-piel” de Didier Anzieu (1979), que combina el pensamiento de Bowlby con el de Freud, en términos de la teoría de la libido y la pulsional. En su síntesis original, Anzieu propone un complemento a la teoría libidinal, centrada en la satisfacción obtenida de un objeto excitante. Esta pulsión complementaria, cuyo origen se expresa en señales recibidas a través de la calidad del tacto, el sostenimiento, la suavidad y el ritmo del contacto, surge en las primeras interacciones con el cuerpo y su superficie: la piel. Esta pulsión es el punto de partida del “narcisismo primario” y se desarrolla a través del doble pliegue de “estimulación-excitación” y “comunicación”. Anzieu-Premmereur (2017) explora en más profundidad el mundo interno del bebé y la utilidad de algunos conceptos freudianos clásicos para ayudar en el trabajo analítico con díadas y tríadas de padres e hijo/a. Basándose en la noción de “narcisismo primario”, así como en la teoría pulsional, explica cómo las necesidades instintivas y la tensión asociada a ellas reclutan a la madre como parte del proceso de gratificación instintiva y del equilibrio económico de las cantidades de tensión y placer en la organización interna primitiva del bebé. En este sentido, explora (y ejemplifica clínicamente) el papel de la libidinización del cuerpo y de la destructividad materna dentro de la interacción temprana continente/contenido, utilizando los trabajos pioneros de Winnicott (1967) y Hoffer (1949), así como las conceptualizaciones posbionianas de Grotstein en el contexto de la transferencia en bebés, la organización temprana del superyó, las reacciones masoquistas en bebés desvalidos, el yo corporal y la catexis libidinal.

VI. DESARROLLOS Y REVISIONES HISTÓRICAS DEL CONCEPTO EN AMÉRICA LATINA

Inspirados por el carácter de “trabajo en proceso” de las conceptualizaciones y definiciones de pulsión en Freud, reflejado en afirmaciones como: “[p]ero el progreso del conocimiento no tolera rigidez alguna, tampoco en las definiciones.” (1915a, p. 117 [113]); “[d]ada la total inexistencia de una doctrina de las pulsiones de que algún modo nos oriente” (1914, p. 78 [75]); refiriéndose a la pulsión como “el elemento más importante y oscuro de la investigación psicológica” (1920, p. 34 [34]) y como un “tema oscuro” (1923/26, p. 265), los analistas latinoamericanos siguen buscando claridad respecto a estos “elementos oscuros” y “áreas oscuras” continuamente redefinidos, incluidas las pulsiones de vida y muerte y sus manifestaciones clínicas.

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