Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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tentativa de la acción en la cura y de muchas otras formulaciones que han dado personalidad al psicoanálisis latinoamericano contemporáneo. También amplió la conceptualización del complejo de Edipo al incluir todo tipo de relaciones triangulares, desde la forma en que una tercera persona en la mente de la madre modifica el vínculo madre-hijo, hasta el principio de que la presencia de un tercero siempre modifica el vínculo entre dos personas. De esta manera, el individuo se forma, desde el principio, en una estructura triádica, de modo que su relación temprana es bicorporal y tripersonal. Por tanto, si bien la relación temprana es aparentemente diádica, siempre hay un tercero funcionando en la mente de la madre. Bernardi piensa que la contribución más importante de Pichon, así como de Bleger, a la historia de las ideas de América Latina es que el objeto también es un sujeto y existe una relación dialéctica entre ellos –una idea que no aceptan muchos otros autores contemporáneos kleinianos. En este sentido, al ampliar el concepto de las relaciones objetales, Pichon Riviere describió lo que él llamó “vínculo” como una estructura compleja en que el sujeto y el objeto siempre interactúan en procesos de comunicación y aprendizaje. VI. Ag. Jorge García Badaracco: El objeto enloquecedor García Badaracco, uno de los seguidores de Pichon, desarrolla la idea de Pichon de que en el mundo interno de los pacientes psicóticos hay objetos internos (múltiples “imago”) articulados por un proceso progresivo de internalización, y que en ese mundo interno es posible reconocer la dinámica de las reconstrucciones de la realidad externa. Badaracco siguió desarrollando estas ideas junto con su concepto del “objeto enloquecedor”. El “ objeto enloquecedor ”, un concepto presentado por primera vez en el Congreso de la API de Hamburgo, en 1985, es un objeto que induce inconscientemente al sujeto a actuar sádicamente y con maldad, y lo hace sentir malvado y culpable porque los padres, debido a sus deficiencias, en lugar de amortiguar las pulsiones primitivas del sujeto, las incrementan –especialmente la envidia y el sadismo. Este tratamiento parental sádico, que no reconoce la impotencia del niño, hace que el sujeto experimente su propia espontaneidad como amenazante y peligrosa. Por lo tanto, la búsqueda subyacente de la experiencia de satisfacción, debido a la falta de recursos yoicos, somete a la persona a la necesidad del otro. Se configurará así la experiencia traumática repetitiva que se constituirá en fijación al trauma. Esta formulación destaca la contribución del objeto estructurador en el desarrollo psicoemocional, relativo al grado de patología del sujeto. Este concepto, que representa la “presencia” interna del otro, amplió el campo de la metapsicología clásica y abrió una nueva perspectiva para comprender enfermedades mentales graves desde el punto de vista psicoanalítico: “…la enfermedad mental de una persona aparece como un tipo de funcionamiento mental ‘condicionado en gran parte por otras personas’ (…). Esas

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