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destructiva innata del ser humano. De esta forma, entiende la pulsión de muerte como algo innato y heredado, aunque acepta la idea de que algo externo puede movilizar la agresión. Para Teruel, todos los términos que no sean trieb , como pulsión, instinto, impulso, agresión, agresividad, etc., son eufemismos (alternativas atenuadas). Señala que una cualidad fundamental de esta pulsión agresiva es su carácter frecuentemente silencioso, lo que lleva a que los analistas no tomen medidas prudentes para protegerse de su cualidad peligrosa, presente en las proyecciones de pacientes psicóticos y sus familias. Lo que protege a los analistas de internalizar la contratransferencia e identificarse con estas proyecciones destructivas-psicóticas es: el encuadre, la postura analítica de neutralidad y la función de “ensueño” ( reverie ). También constituye una medida de protección limitar el número de pacientes psicóticos. Debido a la pulsión de muerte, el analista puede desorganizarse y perder su capacidad de organizar el tiempo del encuadre. La frustración que provoca la regresión incrementa las fuerzas instintivas tanáticas, como puede observarse en miembros de familias que padecen enfermedades orgánicas o traumatismos discapacitantes. Teruel escribe que es una ilusión creer que los analistas poseen vastas reservas de Eros que los protejan y neutralicen sus propios componentes agresivos y tanáticos junto con aquellos que les son proyectados mediante la identificación proyectiva. Los analistas se protegen mediante el fortalecimiento de sus vínculos amorosos con otras personas y consigo mismos, y evitando caer en la grandiosidad maníaca o la omnipotencia.
VI. D. URUGUAY: ORÍGENES, MUERTE Y SEXUALIDAD
VI. Da. Enrique Gratadoux En su artículo “Un origen probable de la noción de pulsión” (1987), Enrique Gratadoux encuentra la raíz del concepto de pulsión en la elaboración y enriquecimiento del modelo del “procesamiento normal de la tensión física” en el “Manuscrito E” (1894) de Freud. Señala la importancia de la energía somática para la vida psíquica en el concepto de pulsión para preguntarse cuándo, por qué y cómo Freud empezó a estudiar este tema. Ofrece algunas respuestas parciales: ¿Cuándo? Alrededor de 1894. ¿Por qué? Porque necesitaba explicar un fenómeno patológico alucinatorio: la angustia. ¿Cómo? Basándose en la suposición de la conexión etiológica entre sexualidad y angustia, Freud necesitaba desarrollar un modelo de procesamiento de la excitación endógena. Al razonar retrospectivamente de esta manera, Gratadoux espera haber establecido un origen clínico de las especulaciones que condujeron al modelo que, a su vez, dio lugar a la conceptualización de la pulsión. Si estas consideraciones son válidas, la pulsión perdería, en parte, su carácter mítico, o al menos, los psicoanalistas accederían a un conocimiento sobre los orígenes del mito.
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