Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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comportamiento (que constituye la contribución del analista) es válido, pero ya no resulta suficiente para un psicólogo del sí mismo, porque no especifica si la elaboración del contenido y el proceso de la asociación libre deben ser de naturaleza extrospectiva o introspectiva (empática). El énfasis del psicólogo del sí mismo no recae en los posibles mecanismos o procesos de la empatía (sobre los cuales existe una gran controversia), sino en el punto de vista empático de la observación: la mirada desde dentro (Ornstein 1995, pp. 499-500). III. Cc. Perspectiva posbioniana: asociación libre y ensoñación ( reverie ) Thomas Ogden (1996, 2007) propuso una reformulación de la asociación libre dentro de un marco referencial bioniano, aplicable especialmente al trabajo analítico con pacientes que son incapaces de soñar durante períodos prolongados y/o comunicar sus sueños en forma de asociaciones libres. Desde esta perspectiva, en ausencia de la función alfa (ya sea la propia o la proporcionada por otra persona), un individuo incapaz de soñar queda atrapado en un mundo interminable e inmutable. La “experiencia insoñable”, ya sea consecuencia de fuerzas predominantemente externas o intrapsíquicas (un acontecimiento externo traumatizante o una situación de “traumatización interna”/abrumamiento por fantasías conscientes e inconscientes), permanece en el individuo como sueños no soñados y se manifiesta en formas tales como enfermedades psicosomáticas, psicosis escindida, estados “desafectados” (McDougall 1984), focos de autismo (Tustin 1981), perversiones graves (De M’Uzan 1984) y adicciones. En su extensión original del pensamiento de Bion con acentos winnicottianos, Ogden concibe que el proceso analítico implica un juego dialéctico entre los estados de ensoñación ( reverie ) del analista y del analizado, lo cual da lugar a la creación de un tercer sujeto analítico. Es a través de la experiencia (asimétrica) de este tercero analítico por parte del analista y del analizado que se comprende –y eventualmente se simboliza verbalmente– “la deriva” del mundo interno de objetos inconscientes del analizado. El estado de ensoñación de la pareja analítica, que constituye un medio crucial para la creación y la vivencia del tercero analítico, requiere condiciones de extrema privacidad, las cuales deben ser salvaguardadas por la técnica analítica. En este contexto, el paciente está tanto “libre para hablar” como “libre para guardar silencio”, lo cual constituye la versión de Ogden de la “capacidad de estar solo en presencia del otro” de Winnicott. Tanto el analizado como el analista elaboran conjuntamente los sueños (dentro del espacio intersubjetivo del tercero analítico), los cuales pertenecen en última instancia al paciente, y ambos asocian en estado de ensoñación, creando la función alfa, que finalmente es internalizada por el paciente como la actividad simbólica inconsciente de soñar. El papel de esta técnica analítica radica predominantemente en proteger la privacidad del analista y del analizado, y en crear y preservar las condiciones necesarias para la comunicación consciente e inconsciente entre ambos.

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