Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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la transferencia está interrelacionada con la evolución de las formulaciones del conflicto psíquico, y ambas están interrelacionadas con la evolución de una teoría psicoanalítica cada vez más compleja. Primeramente, en el texto transicional “Más allá del principio del placer”, Freud (1920) añade la pulsión agresiva de destrucción y muerte (Thanatos) a la pulsión sexual (Eros), lo que reformula el conflicto de la (primera) teoría topográfica, que deja de centrarse en las pulsiones/instintos sexuales previos versus los instintos de defensa, represión y auto-conservación (los instintos del Yo), para basarse en un modelo de pulsiones versus defensas. La compulsión de repetición es una manifestación clínica del Thanatos agresivo y destructivo. Por consiguiente, en “El yo y el ello” (Freud, 1923) y en “Inhibición, síntoma y angustia” (1926), Freud plantea que el conflicto se desenvuelve entre tres instancias, el ello, el yo y el superyó y las exigencias del mundo exterior. El conflicto abarca las pulsiones del ello (completamente inconscientes), las defensas y la represión de una parte inconsciente del yo, que responde a la ansiedad con señales de peligro, y el superyó, el heredero del complejo de Edipo, con sus componentes auto-punitivos inconscientes y el yo-ideal. Mientras que la agresión del ello alimenta el componente auto-punitivo del superyó, el ello y el superyó presionan al yo por ambos lados. Esto puede traducirse en una resistencia a la transferencia, vinculada al dominio del yo, pero también al asalto interno llevado a cabo por el superyó. Este asalto se vincula a lo que Freud (1923) llama “reacción terapéutica negativa”, es decir, a un empeoramiento del tratamiento en que la transferencia se convierte en portadora del exceso y la destructividad, como más adelante exploran autores como André Green, en “El trabajo de lo negativo” (Green, 1993), y J.-B. Pontalis, en “A partir de la contratransferencia: lo muerto y lo vivo entrelazado” (Pontalis, 1975) y en “No, dos veces no” (Pontalis, 1979). Por esta razón, el foco central, es decir, la repetición de lo reprimido en la transferencia, no puede limitarse al estudio de las experiencias vividas, ya que lo reprimido pertenece a la realidad psíquica, con sus deseos y fantasías inconscientes. De hecho, estas últimas son “indestructibles”, lo que justifica la importancia que tiene la compulsión de repetición en la transferencia, tal y como lo expone Freud en “Más allá del principio del placer” (Freud, 1920). II. B. Edipo y Hamlet, las dos caras de la experiencia humana de la transferencia Freud cree que el complejo de Edipo está arraigado a la tragedia: es un destino inevitable y mortal que acecha la experiencia humana. “Edipo rey es una tragedia en la que el factor principal es el destino. Su efecto trágico reposa en la oposición entre la poderosa voluntad de los dioses y la vana resistencia del hombre amenazado por la desgracia” (Freud, 1900, p.262). Los dioses son los padres todopoderosos, ante quienes el niño reconoce su impotencia. La tragedia está vinculada a los sentimientos de las personas cuando experimentan este complejo, lo que ilustra la esencia de su naturaleza. Según Freud, el

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