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VI. B. influencia de Heinrich Racker y la ampliación del concepto en América del Norte Aunque en América del Norte predominaba la psicología del yo, la escuela interpersonal de Harry Stack Sullivan incorporó los estudios sobre la contratransferencia del argentino Heinrich Racker. Los primeros estudios que publicó Racker (1953, 1957, 1958b) no sólo destacaban la omnipresencia de la contratransferencia y su naturaleza continuada, sino también sus aspectos interpersonales o relacionales. También añadió las dimensiones del desarrolló y la genética (es decir, las dimensiones histórico-individuales). Para Racker, las transferencias y las contratransferencias en la situación analítica eran diádicas y abarcaban sentimientos, fantasías, impulsos y recuerdos interpenetrantes, tanto del paciente como del analista, así como su influencia e interacción mutuas. Delimitó la transferencia-contratransferencia a las relaciones de objeto, especialmente a la repetición de las transferencias infantiles, e introdujo los términos “complementario” y “concordante” para describir sus patrones de reciprocidad. El trabajo de Racker y sus ideas sobre la inseparabilidad de la transferencia y la contratransferencia han ido abriéndose paso en los principales círculos norteamericanos. De hecho, la influencia de esta inseparabilidad es tan grande que es difícil encontrar un artículo clínico en el Journal of the American Psychoanalytic Association que no contenga alguna descripción de la transferencia y/o contratransferencia del cuadro clínico. La integración de las dos personas en la transferencia/contratransferencia ha significado una cierta convergencia entre los enfoques relacionales/escuela interpersonal y la escuela del “conflicto moderno” – aunque sigan habiendo diferencias básicas entre ellas, como se argumentará más adelante. Sin embargo, es pertinente mencionar que las décadas de los setenta, ochenta y noventa han sido descritas como los “años de la contratransferencia” (Jacobs, 1999, p.575). Jacobs identificó la contratransferencia correctamente, como un concepto “que hacía demasiado tiempo que se encontraba en la sombra, pero ha pasado a ser uno de los temas más discutidos y debatidos del psicoanálisis actual.” Hoy en día es difícil, aunque no imposible, hablar de transferencia sin hacer referencia a su complemento hermano, la contratransferencia. De hecho, esto ha significado una revolución, incluso un cambio de paradigma. Para los analistas norteamericanos contemporáneos, el núcleo del análisis continúa siendo la transferencia entendida como una repetición de relaciones pasadas en el presente y, especialmente, en la relación analítica – aunque la escuela relacional/interpersonal la haya modificado hasta hacerla irreconocible (ver más adelante). Kernberg seguramente hablaba en nombre de la gran mayoría de los analistas norteamericanos contemporáneos cuando dijo que “el análisis de la transferencia es la principal fuente de cambio en el tratamiento psicoanalítico.” El análisis de transferencia, visto así, bien puede ser la característica que diferencia el psicoanálisis de otras terapias.
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