Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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VII. Aa. Heinrich Racker Nacido en Polonia, H. Racker se vio obligado a emigrar a Buenos Aires, en 1939, huyendo de la persecución nazi. Comenzó su análisis formativo con Ángel Garma y su trabajo fue muy importante para el desarrollo del pensamiento y la práctica psicoanalítica en América Latina (Garma, 1931). Racker se centró en lo que le ocurre al analista en relación con el analizando durante el análisis. Al mismo tiempo que se iba desarrollando la dinámica de la transferencia, Racker trabajó lo que denominó la dinámica de la contratransferencia, cuyo estudio aporta al analista una visión más completa de la transferencia. Racker no sólo tiene en cuenta los aspectos repetitivos, sino también todo aquello que es nuevo en el intercambio entre el analista y el analizando. Racker desarrolló algunos conceptos cuando, según él, no se prestaba suficiente atención a la resistencia a la transferencia ni a la interpretación de los sueños. Había una tendencia a interpretar los conflictos, pero parecían ignorarse las motivaciones profundas, tales como la realización de los deseos en los sueños. Racker pensó que estas diferencias en la técnica eran debidas a las oscilaciones del mismo pensamiento freudiano. En Estudios sobre técnica psicoanalítica , Racker (1958) observó que Freud, por querer ahorrar a sus pacientes la intensidad y violencia de la repetición, a veces parecía limitar la importancia del papel que tenía la neurosis de transferencia en el tratamiento. La principal contribución de Racker a la transferencia, fue señalar que ciertos procesos inconscientes del analista lo inhiben e impiden que realice una interpretación adecuada durante el tratamiento: los llamó contra-resistencias a la tarea de la interpretación. La contratransferencia es, de hecho, la respuesta real a la transferencia. Por consiguiente, Racker utilizó la metodología freudiana para transformar este obstáculo (es decir, la contratransferencia) en un instrumento que amplía la comprensión de “hacer consciente el inconsciente” (ver entrada correspondiente a la CONTRATRANSFERENCIA). Las ideas de Racker se distancian de lo que en ese momento empezó a denominarse “psicoanálisis clásico” – que destacaba las nociones del “analista espejo” y el “analista cirujano” para lograr una asepsia ideal –, porque se asocian a una técnica más activa para trabajar la producción clínica del analizando, cosa que puede atribuírsele a la influencia de Klein y, en especial, de Paula Heimann. Racker se apropió de un elemento activo de la teoría freudiana porque tuvo en cuenta los procesos de identificación con el paciente que abarcaban su empatía y una atención minuciosa de sus asociaciones. Sus estudios tendían tanto al enfoque microscópico de la actividad del paciente como al macroscópico, en el Siedehitze (calor hirviente) de la transferencia.

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