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razón, es importante tenerla en cuenta (ver entrada correspondiente a la CONTRATRANSFERENCIA). Que el analista responda a la transferencia negativa y sexual con una contratransferencia negativa y sexual evita que al analizando introyecte al analista como un “objeto bueno”, exento de ansiedad e ira. Por otro lado, la contratransferencia positiva facilita que el analista se identifique con el ello del analizando. Es por esta razón que Racker sugiere que la contratransferencia negativa siempre debe analizarse y disolverse. En la contratransferencia, la ansiedad siempre funciona como guía para el analista. Ésta puede expresarse de muchas maneras, desde un estado de tensión general hasta irrupciones de ansiedad de contenido paranoide o depresivo. La ansiedad que provocan en el analista las discrepancias con su analizando y la frustración que ello conlleva pueden suscitar el avance, dentro de su mente, de su propio masoquismo o de otro tipo de resistencia, tales como sentimientos sexuales intensos, inducidos, a su vez, por el material inconsciente del analizando. Aunque Racker insiste en que la contratransferencia no debe confesarse, también admite que podría incluirse en la interpretación que se le ofrece al paciente. Un ejemplo consistiría en representar de forma temporal el papel inducido por el analizando, para después poder analizar lo sucedido. El analista debe evitar el acting out , pero en ciertos casos de pacientes que emplean la regla fundamental (que favorece el uso de las palabras) como resistencia con el fin de paralizar la influencia de la interpretación, el acting out del analista funciona como una interpretación. Sin embargo, Racker advierte que esta técnica sólo debe ser utilizada por analistas con mucha experiencia. Racker subraya, por encima de todo, la importancia de la interpretación hecha a través del estudio de la neurosis contratransferencial, cuyo núcleo es el complejo de Edipo (tanto por sus aspectos positivos como negativos). Señala que el analista es un objeto de impulsos, lo que podría distorsionar su percepción, pero cuando a estos impulsos se les suma una reacción neurótica se obstaculiza su capacidad de interpretar. Además, la contratransferencia neurótica también influye en la transferencia del analizando. Desde el complejo de Edipo, que se ve involucrado en la contratransferencia, el analista transfiere sus objetos paternales sobre el analizando y tiende a repetir tanto los aspectos negativos como los positivos. Por ejemplo, pueden surgir rivalidades con el cónyuge del analizando, celos e incluso fantasías de posesión. Racker presenta estos conceptos teniendo en cuenta la formación de los analistas. Él basa sus ideas en la siguiente afirmación de Freud (1937) en “Análisis terminable e interminable”: “[El análisis del analista] no bastará para su instrucción; pero contamos con que los estímulos que ha recibido en su propio análisis no cesarán cuando termine y que los procesos de remodelación continuarán espontáneamente en el sujeto analizado, que hará uso de todas las experiencias subsiguientes en este sentido recién adquirido. En realidad sucede esto, y en tanto sucede califica al sujeto analizado
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