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para ser, a su vez, psicoanalista.” (Freud, 1937, pp.248-249; los paréntesis aclaratorios son específicos de esta publicación). También señala que el hecho de ser incapaz de “dejar ir” al paciente, así como la falta de voluntad para curarlo o la envidia sexual podría empujar al analista a hacer un acting out . Todo ello son peligros que ponen en riesgo la evolución del analizando. Racker enfatiza que sólo mediante un reconocimiento de su “factor personal” el analista conseguirá disminuir el peligro de inducir, o “reintegrar” (como él dice), su propia neurosis en el paciente. El analista que no siente ansiedad y no se enfada constituye un mito de la situación analítica. Este mito, según Racker, se corresponde con los ideales típicos de la neurosis obsesiva que podría conducir a un bloqueo mental y a la represión. Por contrapartida, la verdadera objetividad consiste en que el analista incluya su propia subjetividad, o contratransferencia, en los objetos de observación y análisis. Racker describe las identificaciones concordantes del analista con el analizando: la de su ello con del ello del analizando, la de su yo con el del analizando, y lo mismo con el superyó de ambos. Sin embargo, él los distingue de las identificaciones complementarias conectadas a los objetos del analizando. Por ejemplo, la predisposición del analista a la empatía, que se origina en la contratransferencia sublimada, permite crear identificaciones concordantes. Cuando éstas son rechazadas, sin embargo, las identificaciones complementarias son las que prevalecen. Para detectar estas identificaciones, Racker subraya la importancia de las experiencias contratransferenciales involucradas en las ideas y posición de la contratransferencia. Las ideas contratransferenciales surgen en el analista estimuladas por el analizando, debido a que su constelación psicológica siente una correspondencia con la del analizando. Las ideas contratransferenciales aparecen gracias a la atención flotante sugerida por Freud, y no representan ningún peligro para la objetividad del tratamiento, a menos que no se tengan en cuenta. Por el contrario, las posiciones de contratransferencia no reconocidas (por ejemplo, la ira del analista ante la conducta frustrante del analizando) sí tienen consecuencias. Racker también describe los fenómenos de la para-contratransferencia y los conecta a las transferencias generadas por el analizando durante el tratamiento con personas cercanas. De la misma manera, también surgen en el analizando transferencias sobre personas, lugares e instituciones conectadas con su analista (la para- transferencia). Racker, por ello, establece una distinción entre la ansiedad contratransferencial de naturaleza depresiva, que normalmente corresponde a la defensa masoquista del paciente, quien induce en el analista una tendencia a querer repararlo y entenderlo como si estuviera dañado; y la ansiedad de naturaleza paranoide (el analista tiene miedo de ser atacado o dañado por el paciente). Existe una correspondencia entre la ansiedad
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