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A medida que se ha ido ahondando en la comprensión de las múltiples conexiones entre los procesos intrapsíquicos e interpsíquicos, las comunicaciones, los “roles” y las temporalidades dentro del encuadre psicoanalítico, varios autores de diferentes escuelas de pensamiento han ido presentando importantes estudios para el trabajo clínico y la teoría de las influencias bidireccionales que fluyen entre el analista y el analizando. El “par” analítico, la “díada” o “pareja” se ha convertido en una unidad preeminente para el pensamiento clínico y teórico, al mismo tiempo que la transferencia y su contraparte, la contratransferencia, han pasado a entenderse como socios vinculados de forma dinámica. El mecanismo de “identificación proyectiva” es uno de los muchos intentos de nombrar y explicar estas influencias bidireccionales. De la misma manera, conceptos como “yo-objeto” y “transferencia del yo-objeto” ponen de relieve la importancia del vínculo entre el yo y el objeto desde otra perspectiva teórica. En el marco de la matriz de la transferencia-contratransferencia, se está poniendo especial atención a los problemas de “representación” o “representabilidad” de la experiencia psíquica o bio-psíquica y a la comprensión del análisis como un proceso en que la participación del analista ayuda al analizando a representar simbólicamente experiencias que antes eran incipientes o incapaces de ser representadas. En América Latina, donde históricamente la tendencia ha sido centrarse en la transferencia desde el punto de vista del analista, la teorización de la contratransferencia aglutina diversas teorías. El concepto de experiencia que se exhibe en un campo intersubjetivo, ha hecho que se amplíe y profundice el estudio de los obstáculos y “bastiones” que pueden aparecer en el trabajo analítico. Las sensaciones, percepciones, experiencias ( Erlebnis ) y ocurrencias que pueda experimentar el analista durante la sesión, que por otro lado explican lo que no está inscrito y aun así pervive en un presente constante (experiencia “actual”), se estudia desde diversos enfoques. Estas situaciones, de hecho, despertaron un gran interés por la reacción terapéutica negativa, entendida como un exponente de la compulsión de repetición derivada de la pulsión de muerte y silenciada en los cimientos de la mente. Para muchos autores, cada proceso analítico representa la significación e inscripción de una historia distinta. La transferencia es un pilar de la teoría y práctica clínica que se ha conservado a lo largo del tiempo hasta convertirse en uno de los conceptos más importantes del psicoanálisis. Los últimos avances demuestran que la transferencia se halla en la encrucijada de lo intrapsíquico y lo interpsíquico. El mundo interno del analizando está poblado de conflictos psíquicos entre las diferentes instancias internas (el consciente, el preconsciente, el inconsciente y el ello, el yo y el superyó) y los conflictos originados en la relación intersubjetiva infantil con las imago de identificación. Todos estos conflictos se vuelven a representar en la escena de la transferencia, en una relación que abarca dos psiques. En 1937, el fundador del psicoanálisis hablaba de dos escenas en
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