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referencia a la combinación de elementos que desempeñan las funciones psicoanalíticas tal y como las describe Bion (1965). En Europa , “La enciclopedia internacional de psicoanálisis de Edimburgo” (Skelton 2006) señala que la reconfiguración interna (transformación) fue central para el trabajo de Bion, y que Bion categorizó las teorías psicoanalíticas como un grupo de transformaciones. Siendo una transformación un cambio de forma, para Bion, como psicoanalista, la transformación es un cambio de formas en la mente: de la realización a la representación. Así como el pintor transforma el paisaje (la realización) en una pintura (la representación), el trabajo del psicoanalista transforma los hechos de la experiencia psicoanalítica (la realización) en una interpretación (la representación). El “Diccionario internacional de psicoanálisis” (Mijolla 2002/2005) incluye la entrada “Transformación” escrita por el norteamericano James Grotstein, un destacado estudiante y académico de Bion, quien escribe: “Bion concibe las transformaciones psicoanalíticas como el intento del psicoanalista de ayudar al analizado a transformar esa parte inconsciente de una experiencia emocional en una experiencia emocional consciente. La transformación, en este caso, consistiría en cambiar la forma, pero no la naturaleza fundamental de aspecto invariante de la experiencia emocional…” (pp. 1790-1791). Una perspectiva europea importante sobre las Transformaciones de Bion, relevante para el desarrollo de su método observacional, surge del conjunto de investigaciones que exploran el Objeto Psicoanalítico en la base de todas las transformaciones (Vermote 2011, 2019). Esta perspectiva se explica y desarrolla con más detalle en la sección dedicada a Europa. A ambos lados del Atlántico, se reconoce la importancia de la relación entre la transformación y las invariancias (Sandler 2005, pp. 156, 192). Bion (1965) la explica a través del retrato de un artista de un campo de amapolas: “Lo entendemos”, escribe, “retratar un campo porque, durante la transformación del paisaje a una pintura, algo ha permanecido inalterado y de ello depende el reconocimiento” (Bion 1965, p. 1). Este aspecto inalterado de la transformación es su “invariante”. De la misma manera, el analista interpreta síntomas, sueños, etc. como transformaciones de invariantes en el paciente. Paulo Cesar Sandler enfatiza que las transformaciones “no son cosa de la mera opinión individual del analista” (2005, p. 765), sino que conservan “rasgos seminales del hecho, objeto o persona material o inmaterial observados” (p. 767). En palabras de Rafael López-Corvo (2003), autor venezolano de “El diccionario de la obra de W.R. Bion”: “…el reconocimiento de la identidad de estos elementos que han cambiado [de forma], dependería de las invariantes existentes” (p. 290). También existe un consenso en cuanto al reconocimiento de los tipos básicos de transformaciones de Bion en la práctica clínica, aunque con cierta variabilidad, según sea el enfoque de los autores de las diferentes regiones.
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