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Las transformaciones en alucinosis son experiencias de tiempos misceláneos: pasado, presente y futuro parecen ser lo mismo, y la imagen profunda es como una imagen de líneas dispersas, como un garabato. Por tanto, el sentimiento de confusión y tiranía puede ser el producto final. En general, el factor principal es el desciframiento de la relación espacio-tiempo en las imágenes mientras éstas se organizan en los niveles lingüísticos. El significado inicial de la imagen descansa en la superficie del objeto; así que, para profundizarlo, es necesario “escanear” la imagen. Este es el trabajo de la función alfa del analista. La función alfa establece el vínculo entre el emisor y el receptor, generando un espacio de símbolos connotativos: un espacio para el sueño y la imaginación. Vale la pena señalar que cada tipo de transformación corresponde a una forma de “escaneo” (soñar) de la realidad documentada por el analizado. Por ejemplo, en las transformaciones en K las imágenes establecen relaciones casuales entre eventos. La transformación en K, por tanto, consiste en una regla de períodos en el espacio, donde el período significa una referencia particular. Un ejemplo sería una información simple, del tipo que la sesión analítica es el lunes a las 14:00h. En las transformaciones en moción rígida existen circularidades significativas; el pasado explica el presente que explica el pasado. La reciprocidad/circularidad de (.)↔(+) denota el vínculo entre una causa y un efecto. Las transformaciones proyectivas están representadas por algo que normalmente se llama pensamientos mágicos. Las transformaciones proyectivas, o pensamientos mágicos, pueden provocar la ruptura de la elaboración, porque la primera idea no explica la segunda, pero deja una sensación de que el significado no estaba allí antes. Por ejemplo, una afirmación como el canto del gallo hace que el amanecer sea más hermoso. El signo +(.) ---- contiene una imagen/sensación de que hay algo oculto (fuera del lenguaje o ausencia de significado). En las transformaciones en alucinosis, el individuo, en lugar de utilizar imágenes que ha aprendido de la experiencia, se encuentra viviendo bajo la presión de sus propias imágenes. Con las mentiras puede pasar lo mismo. Él/ella ya no puede descifrar las escenas de la imagen, pero vive en una serie de escenarios que no comprenden una organización temporal (sentido común). A veces puede pasar como en una pesadilla en la que las imágenes son imposibles de descifrar. La razón es que la persona no puede llevarlas a una dimensión abstracta. La presencia de tales imágenes en el vínculo analítico ejemplifica a un analizado que siente las interpretaciones del analista como intentos de demostrar la superioridad del análisis por sobre su lógica, lo que lo hace sentirse humillado. Su reacción es devolver el ataque, tratando de demostrar que el analista está haciendo mal su trabajo. Con el fin de encontrar una vía de escape a esos sentimientos dolorosos de inferioridad,
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