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derivados de la experiencia sensorial; su existencia se conjetura fenomenológicamente” (Bion 1970/1986, p. 25). Para el “ Bion tardío ” (que empieza al final de su libro “Transformaciones”), el analista debería estar en esta dimensión cuando psicoanaliza. En esta dimensión indiferenciada, no representada, incognoscible, percibir es en realidad devenir y en ese momento también una transformación en O. En una transformación en O (Bion concibió su transformación en O después de su metáfora del árbol, pero siguiendo su metáfora), se podría decir que se establece un contacto intuitivo con el árbol mismo y no sólo con los reflejos y representaciones. El árbol en ese momento es visto de la misma manera que lo ve un místico, es decir, no a través de la percepción sino en un espacio vacío donde el árbol puede aparecer, donde uno se convierte en árbol. Una transformación en O de esta índole es muy diferente de las transformaciones en K que Bion había descrito anteriormente. Una transformación en K es una forma de representar o mentalizar una experiencia, un objeto psicoanalítico. A ese nivel, una transformación en alucinosis se consideraba patológica. En una reformulación posterior, Bion considera que la transformación en O es una experiencia nueva, en lugar de una representación de una experiencia que ya sucedió. Esta experiencia está fuera de las representaciones (verbales) y, por tanto, en el infinito. En un análisis exitoso se pueden producir dos o tres transformaciones de este tipo y hacen que el análisis pueda llegar a su fin (Bion, 1970/1986). Para facilitar una transformación en O, el analista debe estar lo más cerca posible del infinito, en palabras de Bion. Desde ahí puede intuir el movimiento espontáneo de O a K. El analista debe esperar hasta que se produzca una transformación en O y espontáneamente adquiera una forma en K. El movimiento es siempre de O a K, sólo cuando esto sucede T(O) puede adquirir una forma. El analista no puede desear tal experiencia, tal transformación en O. Bion desarrolló una técnica para ser susceptible, sensible a esto, y así poder experimentar, convertirse en O. Se reduce a permanecer en un estado de fe sin memoria, sin deseo, sin entendimiento, sin coherencia. En cualquier caso, el analista de este nivel debe abstenerse de quedar cegado por el razonamiento o la apariencia sensual del paciente.
III. AVANCES POSBIONIANOS Y CONTEMPORÁNEOS
III. A. AVANCES Y CONTRIBUCIONES DE AMÉRICA LATINA Según Elías Rocha Barros (2015, 2017), la práctica clínica latinoamericana está, por un lado, firmemente estructurada alrededor de conceptos freudianos fundacionales, pero también, cada vez más, influenciada por la teoría kleiniana y bioniana en sus aspectos más amplios y generales. De esta manera, según Barros (2015), mientras que
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