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introducir otro término en la discusión: el más cercano a Bion es el término inaccesible , por lo que la inaccesibilidad puede considerarse un principio ético-estético más . La preconcepción más importante para el psicoanálisis es la preconcepción edípica , porque incluye a todas las demás. De nuevo, utilizando el principio de complejidad, propone pensar más allá del campo de la aplicación clásica de la teoría del complejo de Edipo. Por ejemplo, si el analista hace asociaciones con el mito de Edipo, estas asociaciones nunca serán las mismas en distintos momentos de su práctica y nunca se puede predecir hacia dónde conducirán. Otra característica importante de la preconcepción edípica es su referencia constante a la (esfera) mental. Por ejemplo, el bebé busca primero la mente de la madre, para poder llegar al pecho físico, y no al revés. Por tanto, la preconcepción edípica contiene un triángulo: la mente del bebé, la mente de la madre y el pecho. Es en el espacio tridimensional que la mente de la madre se reserva para recibir la preconcepción del bebé donde surge la concepción. Es en este espacio de creación que el bebé siente el ritmo de la leche, la bondad y el amor. No es difícil entender, en este modelo, porqué algunos niños no consiguen agarrarse al pecho, si la mente de la madre no está presente. O, alternativamente, porqué existe en muchas personas una disociación entre lo material y lo psíquico (Bion, 1962a, b). De manera complementaria y en espiral, la preconcepción edípica busca la mente de los padres para concebir la realidad de la familia, como la familia busca la sociedad y la sociedad busca la mejora de todo lo que sostiene a los bebés. Si esto no se da de forma adecuada, el individuo puede pasar la vida en un estado en el que siente cosas, pero no las sufre (experimenta), lo que también significa que no puede resolver sus problemas porque no puede experimentarlos (concebirlos). La realización de la preconcepción edípica muestra dos tendencias opuestas : la tendencia al “social-ismo” y la tendencia narcisista. Tales tendencias se diseminan en un modelo espectral, un campo de trabajo no estructural, y son una de las facetas del objeto psicoanalítico (Bion, 1962a). Un aspecto práctico de esta teoría espectral se encuentra en el hecho de que para que se dé el social-ismo es necesario que la psique renuncie a las posibilidades que están encarnadas en el término omnipotencia (polo narcisista). Por ejemplo, para que un individuo socialice (es decir, se relacione con otros) hace falta que renuncie a la creencia de que existe una única explicación de los hechos. Esta creencia reproduce la experiencia del bebé como centro del mundo y de que el pecho está constantemente a su disposición. Sin renunciar a esta creencia, que implica tolerar la frustración de incompletitud (el principio de Incertidumbre ), los bebés humanos no logran pasar a otro nivel de la experiencia psíquica, que es el pensamiento. Pensar es un proceso que implica reconocer que existe un vínculo entre dos personas además de uno mismo. Si no se acepta este concepto tridimensional, nunca habrá social- ismo y el individuo no será capaz de disfrutar de los beneficios de una tercera persona, inicialmente el padre, más tarde la familia, finalmente la sociedad. Todos ellos poseen
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