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un “contenedor” que complementa la función de la madre en aquellas áreas donde ella no puede o no es capaz de funcionar. Todos los principios ético-estéticos expresan capacidades humanas y, al mismo tiempo, sus límites . Existe una interacción constante entre la capacidad y los límites. Las características de la preconcepción edípica en Bion sugirieron que cuando Freud habla de la disolución del complejo de Edipo, las ideas de Bion sobre transformaciones (es decir, la transformación como creación y destrucción de formas) también percibieron la evolución del complejo de Edipo (Chuster, 2018). Es decir, en cierto modo se puede decir que Bion dejó el futuro de la humanidad en manos de la capacidad de hacer frente a las diferencias entre los seres humanos. A esto Chuster lo denominó principio de singularidad ético-estético (Chuster 2002), con el fin de observar y destacar todas las confrontaciones en las que resulta imposible decidir sobre los orígenes de los hechos ( principio indecible ) y una solución entre individuos ya no puede efectuarse pura y simplemente mediante la eliminación de lo diferente. Por ejemplo, algunos pacientes mantienen la creencia de que un grupo sólo se establece por medio de la exclusión de lo que es distinto; para luego devaluar la diferencia (es decir, la “otredad”) y, finalmente, actuar para destruirla. Este ejemplo de transformación en alucinosis excluye la singularidad del grupo interno de los individuos. En algunos pacientes, esto puede observarse como una predisposición a involucrar al analista en una relación engañosa, que no respeta la verdad, en que la representación social del individuo no se considera ni discute, desdeñando su responsabilidad en lo que atañe a las acciones y/o desdeñando la necesidad de tener más de un vértice para elaborar los conflictos (principio de Complejidad ). Además, es necesario observar e interpretar lo que Chuster llamó la barrera ético-estética (Chuster 2018), basada en la confianza y la sinceridad de las palabras que genera el carácter, basado en el coraje, la compasión y el respeto por la vida y la verdad. El analista debe emplazarse en la sesión en un estado mental susceptible de recibir la turbulencia de las aplicaciones del objeto psicoanalítico (Bion 1962b). Para ello, necesita confiar en su función psicoanalítica de la personalidad . En este sentido, las capacidades entre analistas varían enormemente, así como dentro de cada analista de una situación a otra. La capacidad psicoanalítica no es estable, porque depende de la interacción tanto con la configuración edípica como con su evolución. Lo que puede mejorar esta capacidad, además de un análisis personal, en el mejor de los casos (aunque no se puede definir a priori lo que resultará) es un estado mental lo más libre posible de memoria, deseo y necesidad de comprensión . Esto significa que uno debe tratar de observar el momento presente libre de expectativas generadas por ideas pasadas o deseos de resultados futuros. Los términos empleados por Bion conllevan una poderosa penumbra de asociaciones; un misterio en su esencia, cuyo objetivo es obligar a los analistas a pensar repetidamente sobre su técnica. El ejercicio asociativo con el mito de Edipo (Chuster, 1999, 2002, 2003, 2014, 2018) contribuye a desarrollar la intuición y la capacidad de decidir una versión
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