Diccionario enciclopédico de psicoanálisis de la API

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función en el desarrollo, Blum propone el concepto del Nachträglichkeit como un precursor no reconocido del concepto de transformación del desarrollo. Centrarse en la discontinuidad de las organizaciones y reorganizaciones progresivas que producen transformaciones del desarrollo (A. Freud 1936, Neubauer 1996, 2003) de la pulsión, la afectividad y la memoria, las relaciones objetales, el yo y el sí mismo, dando lugar a varias reorganizaciones internas de los conflictos, formaciones de compromiso y fantasías inconscientes (Brenner 1982, Kris 1988), tiene ciertas implicaciones clínicas cuando el trabajo analítico abarca poblaciones de pacientes más amplias, donde se reconocen diferentes caminos para facilitar la transformación del desarrollo. Las intervenciones clínicas que pueden facilitar la capacidad transformativa latente (Lament 2003, Olesker y Lament 2008), actuando como una nueva plataforma para un mayor crecimiento (Olesker 2011), pueden incluir la construcción analítica (Freud 1937) y la reconstrucción del significado de los recuerdos, lo que conduce a la reorganización que abarca múltiples representaciones del sí mismo y el objeto (Blum 1994, 2019). Minuto a minuto, sesión tras sesión, este trabajo constructivo y reconstructivo puede necesitar traducciones-transformaciones interpretativas metafóricas “rodantes” (es decir, seguidas, continuas), de distintos dominios experienciales: desde modos presíquicos de la experiencia a modos presimbólicos (de acción, somatosensoriales, viscerales), hacia el simbolismo inconsciente de los sueños y, finalmente, el simbolismo preconsciente del lenguaje, que pueden constituir un punto de encuentro con las conceptualizaciones sobre la transformación de Bion y Green (Grotstein 2014, Green 2006, Papiasvili 2016, Papiasvili y Mayers 2017). III. Bgab. Transformación del sí mismo en la psicología del sí mismo Desde el punto de vista de la psicología del sí mismo, el sí mismo como núcleo de la personalidad se establece, preserva y transforma en el desarrollo en relación con los objetos del sí mismo, definidos como otros que se experimentan como parte del sí mismo y cumplen funciones esenciales para el sí mismo (Auchincloss y Samberg 2012). En el contexto clínico, se pensaba que esto se lograba a través del proceso de “ internalización transmutadora ”, a través del cual el paciente consigue asumir las funciones de objeto del sí mismo, previamente proporcionadas por el analista (Kohut 1971). Más recientemente, Socarides y Stolorow (1984) han elaborado la transformación del desarrollo de la afectividad dentro del marco de la psicología del sí mismo, subrayando el uso de los afectos como señales del sí mismo y el papel primario del vínculo de transferencia de objeto del sí mismo como agente transformador central del desarrollo, cuestionando la importancia de que la “frustración óptima” conduzca a la “internalización transmutadora”.

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