Ricard Canals (1876-1931) y su época

En la capital francesa rápidamente participó en muestras como la Exposition National des Beaux-Arts y, junto con artistas como Toulouse-Lautrec o Paul Gauguin, en la XV Exposition des Peintres Impresionistes et Symbolistes de la célebre galería Le Barc de Boutte- ville ( 1897) , donde volvió a presentar obra a comienzos de 1898 con Nonell. De esta última muestra à deux de dibujos y pasteles, se apuntaba sobre ellos que eran verdaderos impresionistas, además de “dos artistas, dos catalanes, casi dos hermanos” por las afinida- des entre las obras de ambos. Las ‘españoladas’ de Canals se convir- tieron en su firma, unas composiciones en que destacan las gamas cromáticas potentes basadas en azules puros, rosados, rojos sangre, verdes ácidos y amarillos luminosos, sobre las cuales un grueso y espontáneo trazo de carboncillo delimita los personajes. Canals no busca la belleza de las bailarinas, más bien el contrario, emplea la fealdad como elemento expresivo y característica propia de los modelos reales. El resultado positivo tanto comercial como de críti- ca hizo que Paul Durand-Ruel ( 1831-1922 ), marchante de los impre- sionistas, se fijara en Canals y lo convirtiera en uno de sus artistas a representar a partir de 1899 . A pesar de continuar con temas similares, la influencia directa de los impresionistas franceses, principalmente de Renoir y Degas, explica la evolución plástica de Canals, quien optó por composi- ciones más ordenadas y menos estridentes cromáticamente. En este sentido, el costumbrismo va abandonando la fealdad como elemento expresivo y el trazo negro, espontáneo y vigoroso del carboncillo va desapareciendo progresivamente para hacer prota- gonista al color y crear obras más amables.

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