hacer un esfuerzo concienzudo y darle una mirada seria a algo que usted sabe que lo afectará, de una u otra forma, por toda la eternidad? Para ayudarlo a entender lo que está en juego, permítame sugerirle una ilustración. Imagine que hay dos personas llamadas Juan y María. Juan es ateo (alguien que cree que no hay Dios) y María, por su parte, está convencida de que Dios existe. Ahora le pregunto: “¿Es realmente importa nte saber quién tiene la razón?” “¿Vale la pena saber si Dios existe?” Démosle una mirada a la vida a través de los ojos de Juan y permita que eso le ayude a responder estos interrogantes. Empecemos con Juan y, por efectos del ejercicio en cuestión, asumamos por un momento que Juan tiene toda la razón y que, por ende, DIOS NO EXISTE. Con base en las creencias de Juan, ¿cómo puede explicar una persona el surgimiento de la vida? La
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