qué sucedió. ¿Por qué no hay más personas que estén experimentando la vida de la forma que Dios planeó originalmente? Esta verdad puede ser difícil de comprender, pero la Biblia enseña que es nuestro pecado lo que nos separa de un Dios santo [Isaías 59:2; Romanos 6:23]. El pecado se define como una rebelión activa o pasiva en contra de Dios. Es la forma en la que elegimos tercamente hacer las cosas a nuestra manera y desafiar a Dios con total necedad. Puesto que Dios odia el pecado y todos los seres humanos somos pecadores, el resultado es que no solo estamos espiritualmente separados de Él, sino que también quedamos sujetos a la ira santa y al juicio de Dios [Ezequiel 18: 20, 21; Romanos 1:18; 5:9; Efesios 2:1-4]. Si voluntariamente tomamos la decisión de desafiar a Dios y nuestra vida no se conforma a su estándar, quedamos bajo la condición descrita por la Biblia en Hebreos 10:31: “ ¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo! ”.
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