Creer en un Dios que no puedes ver

arrestó. Al siguiente día se presentó ante el juez del condado. Cuando el juez leyó el reporte del oficial, dijo: “ Señora, ¿en qué estaba pensando? ¿Se da cuenta de que iba a casi 100 kilómetros por encima del límite de velocidad? Su multa es de 300 dólares o tres días en la cárcel ”. La joven mujer respondió: “ ¡Oh no, su

señoría, usted no entiende! Mi padre está muriendo.

No puedo pasar tres días en la cárcel y lo lamento

mucho pero salí tan apresuradamente que dejé mi

cartera en el mesón de la cocina y no tengo dinero ”.

El juez replicó: “ Yo también lo siento joven,

porque la ley dice que usted debe pagar 300 dólares

o pasar tres días en la cárcel ”.

La mujer se sintió devastada y empezó a llorar. Por alguna razón conmovió el corazón del viejo juez. Para sorpresa de todos en la corte, el juez se puso en pie, se bajó del estrado, caminó hacia la joven, se quitó la toga, se puso su chaqueta deportiva, caminó

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