enseñó sobre el infierno más de lo que lo hicieron todos los demás escritores bíblicos juntos. En lugar de cuestionar la severidad de Dios, probablemente deberíamos empezar a cuestionar la severidad del pecado. No elegir a Dios ni aceptar su oferta de perdón equivale a elegir una vida de separación eterna lejos de Él [Daniel 12:2; Apocalipsis 20:11-15; 2 Tesalonicenses 1:8-9; Mateo 13:40-43]. Dios es serio cuando se trata del pecado. Por eso, lo odia y lo juzgará. El pecado es como un cáncer espiritual. Si usted rechaza el perdón de Dios y se aferra a su pecado, morirá atrapado en su pecado, al igual que una persona que se haya rehusado a bajarse del Titanic. Si hubiese otra forma de ser salvo, Jesús/Yeshua no habría tenido que morir. No existe otro pago aceptable ante Dios por el pecado distinto a la muerte de Jesús/Yeshua en la cruz. La Biblia dice de forma enfática: “ Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los
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