la muerte de su hijo, el anciano se hundió en una profunda depresión que duró casi dos años. Luego, un día, alguien golpeó a su puerta.
Al abrirla, se encontró con un hombre
relativamente joven con apariencia de Hippie,
con barba y cabello largo. El hombre le dijo:
“ Señor, usted no me conoce, pero serví en Vietnam
con su hijo. De hecho, de no ser por su hijo, yo no
estaría aquí hoy, porque él dio su vida para salvar la
mía. Ahora bien, yo sé que usted es un colector de
arte y aunque yo no soy un gran artista, pinté un
cuadro de su hijo mientras estuve en Vietnam y
quisiera que usted lo tuviera ”.
Pues bien, en efecto, no era una obra de arte grandiosa, pero si reflejaba la semejanza del hijo. El padre quedó tan conmovido con la pintura que quitó una de las invaluables pinturas que estaba sobre la chimenea y colgó
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