parental. La idea de que hubiese un Dios amoroso que realmente se preocupaba por ellos era algo totalmente extraño para su forma de pensar. Al oír sus preguntas genuinas sobre Dios, algunas respuestas parecían tener sentido. Usualmente después de ayudarlos a resolver una pregun ta, solían responder diciendo: “ Si, pero ¿qué hacemos con…? ” Este libro surgió como resultado de la progresión lógica de ideas y preguntas expresadas por esos cientos de adolescentes que simplemente estaban buscando una razón para creer, una razón para tener esperanza y una razón para vivir. Durante los últimos quince años he sido el capellán de un hospicio, donde trabajo con personas que tienen enfermedades terminales. Ahora, en lugar de laborar con adolescentes, la mayoría de las personas a las que ministro son adultos o ancianos. ¿Y sabe una cosa? Las preguntas que tienen son las
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