Creer en un Dios que no puedes ver

Imagínese un trozo de tiza del tamaño de un poste de teléfono (entre 15 y 18 metros de largo) y un tablero de cientos de kilómetros de ancho. Imagine que toma ese inmenso trozo de tiza y dibuja una delgada línea que continúa y continúa y continúa hasta que se acaba la tiza. Piense que es una línea de tiempo que representa la eternidad, aunque al hablar de eternidad es preciso aclarar que la línea de tiza nunca se acaba. Ahora dibuje un punto pequeño al inicio de la línea de tiza para representar toda su vida aquí en la tierra comparada con la eternidad. Permítame preguntarle, en primera instancia, si es importante saber si Dios existe y quién está en lo correcto, ¿Juan o María? La respuesta obvia es que sí. Si Dios no existe, usted puede borrar la línea, pues al morir se acaba todo para siempre; en cuyo caso, usted debería sacarle todo el provecho que pueda a este efímero lapso de tiempo y disfrutarlo al máximo, pues es el único beneficio que va a

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