decir: “ Rechazo la idea de que haya un hombre porque ese concepto interfiere con mi libertad sexual. Si quiero hacer una interface ( tener relaciones sexuales) con la base de datos Sally, el computador que está al final del pasillo, no quiero que un hombre me diga que no lo puedo hacer ”. Otro computador podría decir: “ Con toda
seguridad el hombre es un mito, pues podemos
rastrear nuestra evolución desde los primeros
campos de metal, de alambre y soldaduras, que
formaron el primer chip de computador por el azar,
pasando por las computadoras y el computador
personal hasta los mega computadores como el Tío
Mac o la Tía Microsoft. ¿Quién necesita al hombre?
¡La evolución de los computadores es obvia! ” Un computador más podría responder: “ En
efecto, el concepto del hombre es más bien
aterrador. Si el hombre existe, entonces, al fin y al
cabo, los rumores del ‘desenchufe final’ quizá sean
ciertos. Además, eso significaría que tendríamos que
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