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Antecedentes históricos
Técnicas de medición
Existen 2 técnicas de medición del líquido amniótico. La primera fue propuesta por Manning y popularizada por Chamberlain, conocida como bolsillo vertical mayor (BVM) o pool máximo. La segunda fue introducida unos años más tarde por Phelan, conocida como índice de líquido amniótico (ILA) o técnica de Phelan. El uso de una técnica u otra ha dependido en gran medida de la escuela de enseñanza obstétrica donde cada profesional se ha formado. Sobra decir que ha prevalecido enormemente el uso del ILA. Sin embargo, algunas unidades (como el Departamento de Medicina Fetal del INPer) ha sido el BVM la técnica preferida. Más adelante analizaremos el por qué.
Utilidad clínica
El análisis del líquido amniótico se ha involucrado en estrictos protocolos de vigilancia fetal. Sin embargo es importante resaltar que las alteraciones como el oligohidramnios o polihidramnios leves, aislados, sin algún contexto clínico carecen en la gran mayoría de las ocasiones de resultados perinatales adversos. El oligohidramnios no es un predictor agudo de hipoxia o asfixia fetal, siendo al contrario, un marcador crónico de aparición temprana y evolución lenta en los primeros estadios de los trastornos del crecimiento (RCIU). La mayoría de los expertos coinciden en que la evaluación cualitativa del líquido amniótico es una herramienta valiosa para disminuir los falsos positivos de trastornos del líquido amniótico y así evitar una serie de maniobras (entre ellas la interrupción electiva y apresurada del embarazo) que conducen en algunas ocasiones a resultados adversos asociados sobre todo a la prematurez.
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