Mapa del Talento autonómico (2020)

MAPA DEL TALENTO EN ESPAÑA 2020

evolución temporal. Para afrontar nuevos retos es preciso desarrollar nuevas capacidades y los indicadores deberían explicitar si para algunos territorios la COVID-19 puede representarles más un problema que una buena oportunidad de explotar sus recur sos. Lo más probable es que el impacto no sea similar, sino que sea asimétrico, castigando más a un territorio que a otro. La comparación entre regiones y países puede arrojar luz sobre las políticas públicas, privadas o esquemas de colaboración público-privada que deberán contribuir a poner solución a esta crisis sobrevenida. Es previsible que, como consecuencia de la COVID-19, las empresas necesiten realizar innovaciones de todo tipo: de producto y de proceso, innovaciones organizativas, nuevos mecanismos de distribución y venta de su producción, entrada en nuevos mercados, alianzas estratégicas y un largo etcétera de tareas que requieren el uso del talento empresarial. No menos importante para el diseño de las políticas públicas es el talento que sean capaces de atraer las agencias y los organismos, que deberán sustituir programas existentes por nuevas formas de regulación que ayuden a afrontar los retos de los próximos años. En suma, el talento tal y como se aborda más adelante, constituye el

ingrediente fundamental en la fórmula que debe contribuir a resolver de otra manera los problemas tradicionales y también los post-COVID-19 que afectan a la sociedad. Por esta razón es cada vez más relevante elaborar y computar un índice de talento que se adapte a las circunstancias cambiantes de la humanidad y que alumbre las formas de mejorar su futuro. El presente informe se concibió, inicialmente, como actualización del Mapa del Talento en España 2019 publicado por la Fundación Cotec (Mas, Quesada y Pascual 2019). En dicho trabajo se elaboró el Índice de Talento para las comunidades autónomas (CC. AA.) españolas aplicando la metodología propuesta por el INSEAD en su The Global Talent Competitiveness Index 2018 (Lanvin y Monteiro [eds.] 2020). Tomar como referencia la propuesta del INSEAD tenía varias ventajas. En primer lugar, se trata de un trabajo bien asentado del que se han publicado seis ediciones recibidas con gran interés. En segundo lugar, tiene la ambición de cubrir un número muy amplio de países, 132 en la última edición. En tercer lugar, ha desarrollado una metodología que, pese a presentar algunos problemas —especialmente en la propuesta de agregación

de los indicadores— los resultados no se ven prácticamente afectados cuando se comparan con los obtenidos aplicando otras alternativas igualmente razonables. Sin embargo, la ambición de incorporar el máximo número de países tiene dos consecuencias no deseadas. En primer lugar, se comparan la capacidad de atraer y retener talento de territorios con grados de desarrollo, niveles de vida, valores, culturas e instituciones muy distintos. Aplicar los mismos indicadores, por ejemplo, a Estados Unidos, Sudáfrica, las islas Fiyi, o Groenlandia suscita ciertas dudas sobre el sentido de las comparaciones. En segundo lugar, la elaboración de indicado- res para países con niveles muy desiguales de desarrollo, no sólo económico sino también estadístico, obliga a recurrir a fuentes de infor- mación de dudosa fiabilidad. Los países más desarrollados —por ejemplo, los 37 pertene- cientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)— cuentan con Institutos Nacionales de Estadística que proporcionan información basada en conven- ciones comunes, compartidas por todos ellos, normalmente bajo los auspicios y directrices de las Naciones Unidas. Esto no es extensible, al menos no con generalidad, a todos los paí- ses que integran el indicador del INSEAD.

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