Entendiendo Mateo Capítulo Dieciséis LECCIÓN DIECISIETE: Entendiendo MATEO 16: La Gran Confesión y el Costo del Discipulado
naturales — el enrojecimiento de los cielos vespertinos que predicen buen tiempo, las nubes pesadas que anuncian tormentas — mientras permanecen completamente ciegos a las señales espirituales que los rodean. Esta ceguera no era meramente intelectual sino profundamente moral y espiritual. Habían desarrollado un sistema elaborado de racionalización teológica que podía explicar la evidencia más clara de la presencia y poder de Dios. La caracterización de su generación como "malvada y adúltera" hace eco de la representación consistente del Antiguo Testamento de la infidelidad de Israel como adulterio espiritual. Así como la traición de un cónyuge rompe el pacto sagrado del matrimonio, el rechazo de Israel a la revelación de Dios representa una ruptura fundamental de su relación pactual con Él. La única señal que recibirían, declara Jesús, sería "la señal de Jonás" — una referencia profética a Su propia muerte y resurrección después de tres días, paralela a los tres días de Jonás en el vientre del gran pez. Esta respuesta coloca un peso teológico enorme en la resurrección como la validación definitiva de las afirmaciones de Jesús y la prueba final de Su identidad como el Hijo de Dios. Jesús esencialmente declara que ninguna señal adicional será necesaria o proporcionada más allá de esta demostración culminante del poder divino sobre la muerte misma. Este principio sería desarrollado extensivamente más tarde por el apóstol Pablo, quien argumentó que si Cristo no hubiera resucitado de los muertos, la fe cristiana sería completamente fútil. Pregunta 1: ¿Cómo puede alguien poseer conocimiento religioso extensivo e incluso realizar deberes religiosos mientras permanece
espiritualmente ciego a la revelación clara de Dios? ¿Qué nos enseña esto sobre la diferencia entre entendimiento intelectual y discernimiento espiritual? EL PELIGRO DE LA CORRUPCIÓN DOCTRINAL (MATEO 16:5-12) Siguiendo esta confrontación, Jesús se retira con Sus discípulos al otro lado del lago, pero su conversación subsiguiente revela cómo incluso aquellos más cercanos a Él luchaban por captar las implicaciones más profundas de Sus enseñanzas. Cuando Jesús les advierte sobre "la levadura de los fariseos y saduceos," los discípulos interpretan Sus palabras con literalismo frustrante, asumiendo que Él está preocupado por su falta de traer pan adecuado para el viaje. Este malentendido lleva a Jesús a recordarles Sus provisiones milagrosas en la alimentación de los cinco mil y los cuatro mil — instancias dramáticas donde el pan físico había sido multiplicado para satisfacer las necesidades de vastas multitudes. Su reprensión gentil destaca su lucha continua por pensar más allá de las preocupaciones físicas inmediatas hacia las realidades espirituales, incluso después de presenciar demostraciones repetidas de Su provisión divina. La metáfora de la levadura resulta particularmente apropiada para describir la naturaleza insidiosa de la enseñanza falsa. En el mundo antiguo, la levadura era universalmente entendida como un agente de transformación gradual pero inevitable. Una pequeña cantidad de levadura, una vez introducida en una masa de harina, lenta pero inexorablemente permearía y alteraría toda la masa. El proceso era sutil, a menudo invisible
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