Entendiendo Génesis Capítulo Uno LECCIÓN UNO: En el Principio era el Verbo
de amor comprometido. Con Abraham, Dios hace una promesa audaz: de este único vagabundo sin hijos vendrá una gran nación, una tierra natal y, de alguna manera, misteriosamente, bendición para cada pueblo en la tierra. Es una promesa que parece imposible, pero Dios apuesta su reputación en ella. A través de todos los fracasos y dudas de Abraham, a través de generaciones de espera, Dios permanece fiel a su palabra. Más tarde, en el Monte Sinaí con Moisés, Dios le da a Israel la ley—no como una carga, sino como un regalo que les muestra cómo vivir como su pueblo santo. El pacto a través de Moisés revela algo crucial: Dios es justo, y para que la humanidad esté en relación con Él, algo debe hacerse acerca de nuestro fracaso moral. Los sacrificios, los rituales, las instrucciones detalladas—todo apunta a la seriedad del pecado y el costo de la redención. Sin embargo, incluso aquí, la gracia brilla a través del juicio. Luego viene David, el rey pastor, y Dios hace otra promesa asombrosa: el trono de David durará para siempre. ¿Cómo puede un reino terrenal durar para siempre? La promesa misma suplica un cumplimiento más allá de lo que cualquier rey ordinario podría proveer. Apunta hacia adelante, esforzándose hacia algo— alguien—más grande.
EL CORAZÓN DEL ANTIGUO TESTAMENTO: LA BÚSQUEDA INCANSABLE DE DIOS El Antiguo Testamento es, en su esencia, la historia de Dios alcanzando a la humanidad con amor y fidelidad incansables. Es el relato largo y a menudo doloroso de cómo el Creador de todo escogió una nación—Israel—para ser el vaso a través del cual se revelaría al mundo y finalmente traería redención a toda la gente.
La Revelación de Un Solo Dios
Cuando abres el Antiguo Testamento, te enfrentas inmediatamente con algo radical para el mundo antiguo: solo hay un Dios. No un panteón de deidades en conflicto, no fuerzas de la naturaleza que deben ser apaciguadas, sino un Dios personal, moral y creador que habla, que se preocupa, que entra en relación. Este Dios no es distante ni desinteresado. Desde el principio mismo, se presenta como íntimamente involucrado con su creación—formando a la humanidad con sus propias manos, caminando en el jardín en el fresco del día, lamentándose por la rebelión humana y negándose a abandonar a las personas que hizo a su imagen. El Ritmo del Pacto Pero el corazón del Antiguo Testamento late con el ritmo del pacto—Dios atándose a su pueblo mediante promesas solemnes. Estos no son solo contratos o acuerdos; son expresiones
La Larga Historia de Caída y Redención
A través de todo esto corre el hilo escarlata de la caída de la humanidad y la búsqueda de Dios. Génesis nos muestra la tragedia: la humanidad alcanzando sabiduría y autonomía, destrozando las relaciones mismas para las que fuimos hechos. Lo que sigue es una historia larga y a menudo desgarradora de un pueblo que repetidamente se aleja de Dios, que persigue a otros dioses, que rompe pacto tras pacto. Y sin embargo, Dios no se aleja. A través del juicio y la gracia, a través de la disciplina y
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