Entendiendo Mateo Capítulo Tres LECCIÓN CUATRO: Preparando el Camino para el Mesías: Entendiendo el Bautismo de Jesús
Ismael. Entonces, ¿cómo es esto posible? Es porque la promesa no es para aquellos que tienen el ADN de Abraham. La promesa es también para aquellos que estaban lejos; aquellos que tienen fe son bendecidos junto con el fiel Abraham. En los versículos 8 y 10, Juan exige que haya fruto que sea consistente con un verdadero arrepentimiento. Jesús enseña lo mismo en Juan 15, diciendo que si algún hombre no está en Él, el Padre lo cortará como una rama marchita y sin fruto es podada de un árbol productivo. Jesús declara claramente en el versículo 8 que Sus discípulos darán fruto. El Llamado al Arrepentimiento Auténtico Juan exigía "frutos dignos de arrepentimiento", es decir, evidencia tangible de un corazón transformado. El verdadero arrepentimiento produce una transformación visible en actitudes y acciones, no solo meras profesiones verbales o cumplimiento ritual. Él desafió directamente su confianza en su ascendencia abrahámica: "No penséis decir dentro de vosotros mismos: 'A Abraham tenemos por padre'" (Mateo 3:9). Esta declaración atacaba el núcleo de la identidad religiosa judía. Muchos creían que ser descendientes de Abraham les garantizaba participación en el reino de Dios y en las bendiciones del pacto. La impactante declaración de Juan: "Dios puede levantar hijos a Abraham aun de estas piedras" resaltó que los propósitos soberanos de Dios no dependían de linajes humanos. La herencia espiritual no era automática, sino que requería fe genuina y arrepentimiento.
Pregunta 3 : En el versículo 7, los líderes religiosos y políticos de Israel entran en la narrativa. Leemos cómo Juan reacciona ante ellos hasta el versículo 10. ¿Por qué crees que Juan, al ver a este grupo al que describe como una camada de serpientes, reacciona tan agresivamente?
Respuesta 3
Dios debe haberle revelado a Juan la verdadera razón de la visita de los fariseos y saduceos (o tal vez su actitud arrogante era simplemente demasiado obvia). Su verdadero interés era descubrir por qué las masas de personas, a quienes desesperadamente deseaban controlar y ser idolatrados por ellas, prestaban tanta atención a un hombre de aspecto rudo que enseñaba un mensaje radical. Habrían estado increíblemente celosos de que Juan el Bautista recibiera tanta aceptación como maestro de religión y lo habrían visto como una amenaza para su estatus como la máxima autoridad judía. En el versículo 9, Juan los confronta en la raíz más profunda de su orgullo: su herencia racial como descendientes de Abraham. Poco entienden estos fanáticos religiosos que Dios está haciendo de Abraham un pueblo mucho más vasto que solo el Israel físico. De hecho, Dios ni siquiera considera hijos de Abraham a aquellos que están fuera de la fe en Jesucristo, sin importar su certificado de nacimiento. Cuando Juan les informa que Dios puede tomar piedras y hacer de ellas hijos de Abraham, se nos recuerda que la promesa de Dios a Abraham era que lo haría padre de muchas naciones. Muy pocas naciones descienden genéticamente de Abraham: la nación de Israel y algunas pocas que provienen del linaje de
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