Estudio Bíblico_Leccións Uno - Diez Libro de Mateo_042225_

Entendiendo Mateo Capítulo Cuatro LECCIÓN CINCO: La Tentación de Jesús, el Inicio de Su Ministerio y Sus Primeros Discípulos

resistir la tentación donde Israel falló repetidamente.

PREPARANDO EL CAMINO PARA EL MINISTERIO: UN ANÁLISIS PROFUNDO DE MATEO 4 El cuarto capítulo de Mateo marca una transición crucial: después del bautismo de Jesús y la afirmación divina de su identidad como Hijo de Dios (Mateo 3:16-17), ahora se enfrenta a un período de prueba intenso seguido por el comienzo formal de su ministerio público. Este capítulo establece patrones fundamentales para entender la naturaleza de su ministerio, su autoridad sobre el mal, y el tipo de discipulado que exigirá de sus seguidores.

El desierto, escenario de la tentación, evoca la experiencia de Israel durante los cuarenta años de peregrinación después del Éxodo. Mientras que Israel falló repetidamente cuando fue probado en el desierto, Jesús permanece fiel. Los cuarenta días de ayuno también recuerdan los cuarenta días que Moisés pasó en el monte Sinaí (Éxodo 34:28) y los cuarenta días de Elías en Horeb (1 Reyes 19:8). Estas conexiones no son accidentales. Mateo presenta consistentemente a Jesús como el nuevo Moisés, el cumplimiento de la ley, y el verdadero Israel. A través de su victoria sobre la tentación, Jesús se revela como el Hijo perfecto donde Israel había fallado como nación. LA TENTACIÓN EN EL DESIERTO (MATEO 4:1-11)

El Contexto Histórico y Teológico

Mateo 4 se sitúa en un momento decisivo. Después de aproximadamente treinta años de vida relativamente anónima en Nazaret y su validación pública mediante el bautismo, Jesús debe ahora comenzar su misión. Pero antes de hacerlo, debe demostrar su capacidad para

La Preparación para la Tentación

“ Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre ” (Mateo 4:1-2). Es significativo que el Espíritu Santo "llevó" a Jesús al desierto específicamente para ser tentado. Esto no fue un accidente ni una desviación del plan divino, sino una parte necesaria de su misión mesiánica. El ayuno de cuarenta días lo dejó físicamente debilitado, creando el contexto para una verdadera prueba de su carácter y compromiso. Pregunta 1: ¿Por qué crees que el Espíritu llevó a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo inmediatamente después de su bautismo?

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